miércoles, 30 de mayo de 2012

Dicen que ángeles bellos y monstruosos nos vigilan pero ya no tenemos ojos para verlos.
Gustave Flaubert 

Estoy roto, aturdido, como después de una larga espera, con un aburrimiento de muerte. Tengo un vacío inaudito en el corazón, yo que hace poco me hallaba tan tranquilo, tan orgulloso de mi serenidad, y que trabajaba de la mañana a la noche con un rigor implacable; no puedo leer, ni pensar, ni escribir.

Yo soy el oscuro y paciente pescador de perlas que bucea en los bajos fondos y vuelve con las manos vacías y la cara azulada. Una atracción fatal me empuja hacia los abismos del pensamiento, me lleva al fondo de esos precipicios interiores que jamás se agotan para los fuertes.

Dices que me analizo demasiado, pero a mí me parece que aún no me conozco lo suficiente; cada día que pasa descubro algo nuevo. Viajo por dentro de mí como por un país desconocido, pese a haberlo recorrido ya cien veces.
Gustave Flaubert 

Ayer estuve espantosamente triste con una de esas tristezas que tenía en mi juventud y para librarme de las cuales hubiera sido capaz de tirarme por la ventana.

Por muy uniforme que sea tu vida por lo menos tienes algo que contarme. Pero la mía es un lago, un estanque quieto donde nada se mueve, en donde nada sobresale. Cada día que pasa se parece al anterior. Puedo decirte lo que haré dentro de un mes, dentro de un año, y considero esto no sólo sabio sino afortunado.
Gustave Flaubert
La diferencia que ha existido siempre entre mi modo de ver la vida y el de los demás ha hecho que me encerrase (¡no bastante, por desgracia!) en una áspera soledad de la que nada lograba hacerme salir. Me han humillado tantas veces, he escandalizado y hecho gritar tanto que he terminado, desde hace ya mucho tiempo, por reconocer que, para vivir tranquilo, hay que vivir solo y poner burletas en todas las ventanas por miedo a que el aire del mundo llegue hasta uno.
Gustave Flaubert

Tengo el defecto de haber nacido dotado de una lengua especial, cuya clave sólo yo poseo.

Haber escrito algo que te deja como un fusil disparado, que aún se sacude y humea, haberte vaciado por entero de vos mismo, pues no sólo has descargado lo que sabés de vos sino también lo que sospechás y supones, así como tus estremecimientos, tus fantasmas, tu vida inconsciente, y haberlo hecho con sentida fatiga y tensión, con constante cautela, temblores, repentinos descubrimientos y fracasos, haberlo hecho de modo que toda tu vida se concentra en ese punto dado y advertir que todo ello es como si no existiera si no lo acoge y le da calor un signo humano, una palabra, una presencia; y morir de frío, hablar en el desierto, estar solo, noche y día como un muerto.
Cesare Pavese 

Ya no recuerdo el mar, pero este dolor se le parece.

Pero la espera es dulce, un poco eterna, alimentada de pequeños granitos de ti, de lo que dejas descubrir y de lo que intuyo, también la decoro de fantasías, de muchas sonrisas y un poco del café de tu mirada.
Dibi

Si nunca dije la verdad fue porque la verdad siempre fue una mentira.

A ti te estoy hablando a ti, a ti la que no escucha, a ti que con lo que te sobra me darías la luz para encender los días, a ti que juegas a ganarme cuando sabes bien que lo he perdido todo, a ti que te falto el valor para pelear por ti, a ti que me dejaste solo incluso cuando estabas en mi compañía, a ti te estoy hablando a ti porque no hay nadie más que entienda lo que digo.
Ricardo Arjona.

Lo malo está en que siempre supe más de muertos que del viento.

O sea que no estoy tan solo como creía, que me hago compañía sin saberlo.

Yo soy así, aquel que se levanta a golpes, se desentierra, se pone el cuerpo que dejó en la silla, la esperanza que ya no le sirve, y sale para ver cómo han ido los días allá afuera.
Jorge Enrique Adoum

¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?

¿Para qué carajos vives todavía, por qué no te vas, o mejor no te fuiste a estar de más en otro sitio, es decir, a perderte?

O sea que no he muerto todavía, qué bueno.

Me faltan por ejemplo caricias que no invento todavía, o escribir por fin, quizá, quién sabe, el poema que quiere que el hombre sea y no que dure.

Pero yo escribo, y tú sonríes, y eso es todo lo que hay en el mundo.

Te toca irte, borrarte, hacerte cosa ligera y tibia, sonar como un recuerdo, te vuelves retrato, agua por el suelo, rotura en los bolsillos, ya no estás más en mi ropa, digo.
Leonardo Padrón  

Un trozo de lápiz que reúna tus ojos.

Una sonrisa recostada a la pared, siempre.
La piel ronca de amor, una lenta sabiduría entre las sábanas. 
Busco una música que te lo diga todo. Imposible. Pero siempre el paraíso. Siempre tu nombre en el agua de mañana.
Leonardo Padrón  
Más bien abandonado, desvalijado. Mi mujer no está, ni su afán, ni sus labios de olvido. Y yo debería estar sereno, porque su ausencia es de días, viaje de trabajo, nada rotundo, nada terminal, el amor intacto, todo perfecto. Pero no está y la sala sufre una acústica inusual. Recorro la casa y no hay boca en la cama ni silueta en las ventajas. Sueño absurdo, prematuro, hosco de tan frágil. Pero así sucedes; sólo entiendes el techo cuando no hay techo. Hay un vacío de guerra, una mano intacta y sin agua. Una sospecha de soledad en tu ropa. Abres el baño y ves un solo cepillo de dientes. Eres dueño de todo y, por lo tanto, huérfano. Decides cada paso, cada fruta, cada película. Podrías dormir, embriagarte, vagar días enteros, rabiosa, libremente, pero algo falta. La cama inmensa, la cama más extraña que ancha. Tú me faltas, esposa, necesito tus nervios, tu galope en la sala, tu río y tu ira, tu voz derramándose por los pasillos, mojando la noche, ardiendo el día, necesito el suburbio de tu humor, el relente de tu caricia, la furia de tu furia, necesito tus ojos que tanto, que tanto.
Leonardo Padrón  
En algún momento existieron en el cielo estrellas que escribieron  tu nombre y mi nombre sin espacio, sin coma, y mas abajo, empezaban a repartirsen de manera proporcional al tamaño de la historia que empezaban a narrar para las personas que  fijaban su mirada en las alturas. Por mucho tiempo hicimos parte de lo que muchos sin saber podían observar a lo lejos y admirar por pares de minutos. Eramos a lo que aquellos que se deleitaban con la noche solían llamar "un cielo estrellado"o "un cielo sin estrellas".
Solían reflejar mis alegrías, plasmaban detalladamente cada uno de los instantes memorables de mi vida junto a él. Solían  también escondersen cuando no me hacia falta, cuando lo tenía conmigo de alguna u otra manera, o por el contrario, crear una nube de ellas mismas para hacerme sentir que aun seguía conmigo a través de la distancia, y fue ahí cuando entendimos que eramos nosotros, los que hacíamos de una noche "estrellada" o sin estrellas, justamente cuando coincidían nuestras almas en los sueños, en el alba, en el tiempo.
Lf

Y  me vi de nuevo sonriendole a la luna en la mitad de un sueño, que en realidad era, al final de nuestro sueño. 
Tomé en mis manos aquel trozo de papel que me trasporto a todo aquello que siempre quise, y me hizo inhalar todo el aire del planeta y los recuerdos que me invadían el espacio, hizo que me sintiera absurda pero completa por un instante, me hizo recordar que tenía memoria, que tenía una vida antes de vivir la que que estoy viviendo, que podía sonreír y llorar al mismo tiempo, pero que podía continuar mis pasos sin desear de corazón darlos en reversa.
 Lf

domingo, 27 de mayo de 2012

Y me dice que salgamos a decirle adiós al cielo azul con las manos.

Y es la fría venganza por haber soñado ingenuo que un día la tristeza cambiaría.

Tengo mi tristeza siempre ahí, escondida, poniéndose guapa.
Maldito momento, ojala no seas solo pasado. Ojala no sea este yo, lo único que me sucede, ojala esté pasándome algo más increíble, más mágico, más místico…
Soy en total una estrella de luz, este yo, solo habita en la punta de un rayo. Ojalá sea yo, algo totalmente distinto a lo que hoy creo, ojala realmente no sepamos nada, ojala yo no sea solo yo, ojala yo exista más allá de todo esto.
Ojala…
Inés Mago

La noche estaba descompuesta. La noche se estaba cayendo a pedazos a mi alrededor como un absurdo naipe donde definitivamente nadie ganaba.

Se sentía más sola que nunca, que los días la fusilaban cada mañana allá en medio de sus sábanas blancas, tibias y desoladas, ausentes de babas y de brazos y que lo que más deseaba era despertar en medio de algunos brazos, en medio de un mar de nicotina amarilla porque ella decía que así olía su corazón.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes.   

Quiero que por favor rompas el vaso donde tomaba vodka y quemes las fotos de los paseos a la playa, quiero que arranuqes mi olor de tus silencios, de tus soledades, y de tus domingos rotos.

Bien, todo va bien. Salvo mi corazón, todo va bien.

Las palabras a veces son como pequeños seres que se escabullen sobre el papel blanco que le gritan y le escupen a uno en la cara y luego se esconden. Pequeños seres que poco a poco lo arrastran a uno hacia el vértigo, ese vértigo que se abre más allá de la razón. Escribir es el sabor a sangre que queda en la boca después de que las palabras le han pegado a uno un puño en la nariz.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes.   
Deseé con todas las ganas del mundo estar con Él en algún bar tomando una copa, en un lugar que tuviera nombre extraño o tal vez en alguna ciudad que estuviera más cerca a las estrellas.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes.  

Del otro lado estaban esos pequeños olorcitos que conformaban los días.

Que día tan triste, tan gris, tan opaco, tan tuyo, tan mio. Días que me recuerdan a tu sonrisa, pero que nunca es mía, siempre de ella, de nadie, de la lluvia. Días que me recuerdan a correr muy deprisa, sin mirar atrás, huyendo del pasado, del presente y aveces del futuro, huyendo de felicidades falsas y besos locos. Días que me recuerdan a muchos abrazos regalados, a tanto aire pesado que termino respirando dolores ajenos. Días que me recuerdan no tomar decisiones amarillas, porque nunca traen nada bueno, regalan muchas mentiras y un poco de alegría. Días como hoy que no salgo a perseguir amores nocturnos, los dejo libres de a momentos, y me permito respirar sin pensar. Días como hoy donde el aire huele a soledad acogedora y la estrecho tan fuerte que le dejo quedarse un rato más. Días como hoy donde le digo te quiero, te quiero mucho. Días como hoy donde le odio de a ratos, por ser tan despistado, tan lindo, tan solitario, tan lejano.
Dibi

El murmullo de los calles se me escapaba definitivamente por entre el pliegue diminuto de los dedos y de la risa.

La noche está demente. Las luces de la ciudad son pequeños ojos rotos, locos, alucinados que nos vigilan. Me dan ganas de estar en la mitad de una autopista.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes. 

Me dice que tiene ganas de hacer siesta porque siempre que duerme a esa hora sueña con barquitos de papel en la mitad de un cielo azulito.

Me gusta sentir ese mareo del brandy, ese mareo que quema por dentro a esta hora cuando todo parece normal, cuando todo el mundo se dirige al trabajo, cuando todo el mundo piensa cosas correctas. Me gusta ese mareo a esta hora cuando no es normal que uno esté un poco ebrio, un poco triste.

Me arrepiento de haber pensado en ahogarme en salsa de tomate.

Voy a hablar en presente porque para nosotros los gatos no existe el pasado. O bueno, si existe, lo que pasa es que lo ignoramos.

Yo voy a intentar hacer un horario de esos días llenos de sol, esos días un poco rotos, raros, llenos de humo, un poco llenos de café negro.

Y en la penumbra me despierto buscándote a tientas…

Después te fuiste de mesa en mesa y te pusiste a repartir besos y claveles rojos a todos esos hombres que tenían mirada de pepino cansado y que te decían con sus miradas y desde el fondo de sus vestidos chillones que tú, Harlem, eras la mujer, que Harlem era esa noche llena de canciones confusas y rotas, Harlem era tener esos labios rojos que decían palabras de amor, Harlem era no ir a trabajar al otro día, Harlem era tener ese olor a yegua cerca de los vasos de licor, Harlem era Boys Don’t Cry a las doce de la noche, Harlem era noche de lluvia mientras daban en la radio el reporte del tiempo, Harlem era no saber si era sábado o domingo o viernes o martes o cualquier día, Harlem era quedarse mirando tus ojos en medio de aquellas luces, Harlem eran tus manos llenas de lluvia, tus dientes llenos de palabras secretas, Harlem era decir quiero hacer el amor contigo sobre una colina sembrada de tomates rojos en una mañana de verano, Harlem era tu pelo salpicado de sudor y luces de colores, Harlem era mi camisa de recluso y en el bolsillo unos cigarrillos sin filtro, Harlem era fumar al lado tuyo y dejar que el humo azul impregnara tus labios asesinos, esos labios rojos, Harlem era coger una jeringa y llenarla con un poco de tus babas, con un poco de tu olor e inyectársela en la cabeza, Harlem era asaltar un banco o un tren en nombre tuyo y dejar escrito tu nombre, ese nombre, en las paredes, en los rieles, en el aire, en la hierba, Harlem era ir a vomitar al baño todo el whisky y pensar en ti, Harlem era escribir tu nombre con la lluvia, Harlem era ensopar un auto en gasolina y whisky y prenderle fuego, Harlem eras tú caminando entre las mesas regalando un poco de tu nombre, un poco de tu olor aquí y allá, Harlem eran tus manos llenas de vasos, llenas de monedas, llenas de sueñitos, de palabritas roticas, Harlem era saber que era más de media noche y que afuera llovía y hacía calor, Harlem era el sabor de tu boca, ese sabor a carretera, Harlem era el olor de la electricidad, de los voltios, Harlem era soñar contigo en una playa llena de niños, arena y barcos, Harlem era un domingo contigo en la playa, Harlem era cogerte y lamerte todo tu nombre, todo tu cuerpo, toda tu soledad. Desde que te vi quede envenenado, Harlem. Eres como esa canción, Wild Thing, de Hendrix. Tenias la misma lógica de la heroína, me produjiste el mismo efecto porque te vi y me dieron ganas de inyectar tu nombre en mis venas, me dieron ganas de ir al baño del Opium y mirarme frente al espejo y decir You make my heart sing wild thing, me dieron ganas de escribir tu nombre con sangre en el fondo de mi vaso de cerveza, ganas de desangrarme entre tus piernas mientras me hablabas de ir a la playa. Después te esperé en la puerta del Opium Streap Tease. Eran las tres de la mañana y la noche olía a gasolina. El cielo estaba plagado de estrellas y por la carretera pasaban los autos llenos de ruidos y canciones. Caminamos un rato por la carretera sin saber a dónde ir. Simplemente íbamos y te cogí el brazo y te dije que me acompañaras a Zimbawe, a una pradera llena de cebras blancas y negras y me respondiste que no, que no sabías nada de animales, que tenias suficiente con los animales que iban al Opium, que más bien nos fuéramos a dormir, que tenias sueño, me pediste que te contara un poco de mi vida y entonces te dije que había estado ocho años en prisión, que mis dos únicos amigos eran Max y un árbol que había en la prisión y te pareció gracioso, insólito. Tú me respondiste que nunca habías tenido amigos árboles, entonces encendimos un cigarrillo y nos sentamos en el borde de la carretera y te conté que para tener un amigo urapán, por ejemplo, había que acercarse y hablarle en las mañanas y orinar en su tronco en las noches, un poco como los perros y sobre todo hablarle, eso, hablarle al árbol, al urapán y decirle, oye amigo urapán, aquí estoy yo, allá estás tú, oye amigo urapán me voy a fumar un cigarrillo bajo tu sombra, bajo tu olor a silencio, bajo ese olor a viernes y a jueves que siempre tienes y tal vez voy a soñar un poco, voy a soñar que soy un boxeador y que riego un poco de sangre en el ring, voy a soñar que me tomo un whisky en una mañana de domingo soleada, tal vez voy a leer un libro, un poema, dos poemas tristes, tres poemas tristes, cuatro poemas tristes, llenos de ballenas, cinco poemas tristes que empiezan diciendo un viento salvaje recorre mi corazón, un viento salvaje me arranca de ti. Te reíste Harlem y dijiste que estaba loco, chiflado. Yo te respondí que en la prisión tenía la cabeza llena de whisky con sol, con alambre de púas y desde que te había visto tenía la cabeza llena de olas de heroína, que estaba envenenado, alucinado por tu nombre, por tu manera de cogerte el pelo, por tu forma de decir ahora no Gary, tócame después de que pase ese auto y me pediste que siguiera con el cuento de la ciencia de tener amigos árboles y te dije claro, pero antes te pedí que me dejaras ver en medio de ese océano de heroína de tu nombre, cosa salvaje, Wild Thing, you make me feel like a wild thing y entonces seguí con mi rollo. Una vez que se le ha hablado al urapán hay que escuchar sus silencios, sus susurros, pues él te dice muchas cosas, él siempre está ahí, es testigo de los amaneceres, eso es lo más importante y sobre todo es testigo del paso de los días. Pero lo más importante de todo es que se puede dormir bajo sus ramas y sueñas cosas que nunca sueñas en otra parte. Es algo increíble los sueños de todos los hombres, conoces a todas las mujeres, conoces a todos los aeropuertos, todos los cielos, todos los mares, todos los bares. Te dije que solamente había que cerrar los ojos y pensar en aquellas hojas mecidas por el viento, por la noche, y entonces llegaban hasta ti todas las mujeres que hubieras querido conocer, mujeres que llegaban hasta tus sueños y te daban un beso en la frente, en las manos, mientras en tus sueños llovía. Luego te ibas con esas mujeres a un bar y hablabas de las puertas, de los parques y en tu sueño seguía lloviendo. Eran mujeres que llegaban hasta tus sueños y se sentaban junto a ti con las manos sobre las rodillas y te miraban por entre la lluvia, por entre las hojas del árbol y te decían que no lloraras, que metieras tu mano entre su cabello, entre su boca, y luego esas mujeres te llevaban a algún parque donde había muchos árboles y te los presentaban. Eran árboles que tenían nombres, árboles que se llamaban un poco como los leones, un poco como las mujeres, un poco como los silencios, un poco como la lluvia, árboles que se llamaban Marruecos, Lenguadentro, Brooklyn, Corazón de Perro, Castillo Amarillo, árboles que sabían a ojos claros, a lluvia con hojas secas y entonces después me dijiste que ya tenias sueño y nos quedamos dormidos al borde de la carretera. Al otro día cuando el sol salió nos despertamos y fuimos al mar y nos limpiamos la cara. El día olía a opio y también un poco a ti, a Harlem, a labios rojos, a hielo con whisky. Hacia las diez de la mañana me dijiste, nene hasta aquí llegó todo, me voy y yo te dije está bien, siempre es así, no hay nada que hacer. También te dije que cada vez que tuvieras un sueño con lluvia era porque yo estaba debajo de un urapán soñando contigo, con tu olor a opio, a hielo, a noche y me dijiste está bien nene, eso pensaré y entonces te fuiste caminando por la playa y yo me quedé sentado viendo el mar, ese mar triste lleno de heroína, cosa salvaje y deseé con toda el alma estar en Zimbawe. Cuando ya te habías perdido bajo la luz creo que pasó un avión de propulsión a chorro y me pareció que ese avión escribía tu nombre con gasolina en las nubes. Eran las nueve de la mañana y ese avión escribió Harlem sobre el cielo azul. Cosa salvaje. Y me dieron ganas de ser nube, ganas de estar allá arriba en ese cielo azul con los ojos cerrados pensando en ti, en tu forma de decir mi nombre, en tu forma de decir, oye Gary ven a mi lado y me cuentas más cuentos de tus amigos los árboles, ganas de estar en esas nubes y oler el olor de tus zapatos, el olor a lluvia de tus ojos, ganas de estar con una botella de whisky para siempre, en el nombre, en tu nombre Harlem escrito por ese avión y marearme en cada una de las letras de tu nombre, H, A, R, L, E, M, y quedarme ahí entre las nubes y tener tu imagen, ser tu imagen, ser el olor de tus licores, ser tu forma de caminar, ser tu forma de mover los brazos, ser tus sueños llenos de lluvia, opio y heroína, cosa salvaje.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes. 

Y me dieron ganas de escribir tu nombre en el cielo, cerca de las nubes, ganas de escribir tu nombre con whisky, con vodka, con cerveza, con pequeños gritos, con sudores.

No sé cómo empezar. Te conocí en el Opium Streap Tease y me dijiste que te llamabas Harlem y también me dijiste que te gustaba el whisky, las mañanas de sol y tantas otras cosas de las que no me acuerdo. Yo te dije que me llamaba Gary, Gary Gilmour y que acababa de morir en la silla eléctrica y no me creíste. Pensaste que estaba loco, que tal vez había bebido demasiado y te fuiste a la pista a sacarte tus ropas, a regar un poco de sudor aquí y allá mientras tocaban Boys Don’t Cry y yo pedí una cerveza y te vi allí desde la barra y me pareció que olías un poco a Boys Don’t Cry, un poco a mañana de miércoles y no parabas de mover tus muslos, tus ojos, tal vez mirabas hacia arriba, hacia esas luces que olían a tomate, tal vez buscabas a Dios en la mitad de aquellas luces amarillas y rojas que daban vuelta encima de tu cabeza, de tus sueños de manzanas podridas y cuando se acabó Boys Don’t Cry volviste hacia mí y nos pusimos a hablar, hablamos de todo, creo que hablé de tus cigarrillos y te pedí que me dejaras pasar la noche contigo...
Rafael Chaparro, Opio en las nubes.
Pasamos la mayor parte de nuestras vidas metidos en libros, personificando sus personajes, sufriendo con ellos, riendo con ellos, tomando con ellos, y la otra gran parte de nuestra vida, cobramos vida como tinta y papel para crear y vivir nuestras propias aventuras... somos un libro y eso me encanta.

viernes, 25 de mayo de 2012

Es raro cómo se puede perder la inocencia de golpe, sin saber siquiera que ha entrado en otra vida.
Julio Cortázar.

¿Pero no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente?

Hace rato que no me acuesto con las palabras. Las sigo usando, como vos y como todos, pero las cepillo muchísimo antes de ponérmelas.

Y sólo soy yo la culpable de romperme por dentro. Sólo yo.

Y uno y otro día crecía entre los libros. Dudando del contar de las páginas. Motivado por músicas distantes a la espera siempre de una nueva respuesta para solo volver a preguntar.

Sucede, que sucedes aquí y en otras partes.

Dado que sucedo aquí, allá, allá, allá, allá, y mucho más allá, he decidido hoy jugar a no preocuparme por lo que creo que me sucede aquí.

jueves, 24 de mayo de 2012

¿Y qué más puedo decir? Si no sé ni por donde comienza el orden de todas mis palabras, ni los gestos sirven en este momento, pues la cara no ayuda. Hoy ya no quiero decir nada, sólo estar en silencio. Si no te molesta… Es que soy así, no puedo evitarlo.

No es importante el hecho de que las personas, al final, no consigan encontrarse. No traicionarse: eso es lo importante.

Vivimos más libros de los que leemos.

Un día descubres que la única relación estable de tu vida es con tu taza de café.

turrit:

Despertar es decidir. Es elegir de que color te vas a poner el corazón hoy. Es decidir que tono quieres que tengan tus frases y pensamientos. Es elegir con que pie levantarte. Todo es una elección. Desde como reaccionar hasta como elegir sentirte. Amanecer es hablar de volver a empezar. Es caer en la rutina de una forma diferente. Es elegir empezar con café o con té.
Y un día al despertar te das cuenta de que todo es percepción. De que las cosas son así  por que tu decidiste pensarlas así. Tu percepción es tuya y de nadie a más. No significara lo mismo lo que tu sientes y ves para los demás. Decide por ti y para ti. Cuando digo esto todo adquiere un sentido de trivialidad, cierto? Es tu vida, encargate de ella, que de la suya se encarguen los demás.
Despertar es decidir. Es elegir de que color te vas a poner el corazón hoy. Es decidir que tono quieres que tengan tus frases y pensamientos. Es elegir con que pie levantarte. Todo es una elección. Desde como reaccionar hasta como elegir sentirte. Amanecer es hablar de volver a empezar. Es caer en la rutina de una forma diferente. Es elegir empezar con café o con té.  

Buscamos. 
Todo el tiempo estamos buscando algo, creemos encontrar algo que podamos sostener con las manos, algo seguro, algo tangible, una seguridad y ahí vamos todos caminando con los ojos vendados por un camino que no conocemos… buscando.
Como si fuera aqui donde pudieramos encontrar algo, una sombra, una piedra, el amor. El amor. 
¿Pero como sabemos si realmente lo hemos encontrado ya?, ¿Como lo sabemos si el amor no tiene forma?, ¿Si no lo podemos tomar con las manos?, ¿Si no nos obedece? Si viene y va.. y con todo lo seguimos buscando.
Fabiola Durazo.

Es tu amor que me condena a esta eterna libertad.

El amor para mi era verte sonreír entre mis brazos, el amor para mi era tomar tu mano y salir corriendo como si el mundo fuera solo para dos, el amor para mi era hacerte mía sin tocarte, era sentirte cerca sabiendo que a veces estabas lejos.

Cuando estoy suplicando que te quedes.. y hace rato que te vas.

Cuando miro la luna desde mi ventana, me ilusiona saber que estoy intercambiando miradas contigo…

Una señal no cuesta, me haría la vida más fácil y nos ahorraría la espera.

Y para ser sincera, también necesito que estés en mi vida. Pero hace tiempo que no lo digo en voz alta y hace tiempo que me prometí no volver a decirlo.

Y cuando menos te lo esperas, te encuentras esperando algo que también te está esperando, inesperadamente.

Construimos laberintos en nuestras mentes y en nuestros corazones con el motivo de perdernos en ellos y no tener que enfrentar la verdad. Creamos edificios altos con el pretexto de siempre estar en la cima y nunca querer saber que se siente estar en el punto mas bajo de nuestras vidas. Creemos saberlo todo y en el momento crucial; no sabemos nada.

Es imperdonable tener imaginación y no escribir.

Pero sucede también que, sin saber cómo ni cuándo, algo te eriza la piel y te rescata del naufragio.

Siempre escribo que te extraño en lugares donde sé que nunca lo leeras.

¿Qué es un poeta?. Es un hombre desgraciado que oculta profundas penas en el corazón, pero cuyos labios estás hechos de tal suerte que los gemidos y los gritos, al exhalarse, suenan como una hermosa música.

himmelstrasse33:

- ¿Alguna vez viajaste en un ferrocarril con otra persona, sentados frente a frente, cada uno en su ventanilla? -Creo que sí. Ahora no recuerdo la ocasión precisa. ¿A qué viene eso? -¿No te fijaste que si las dos personas se ponen a comentar el  paisaje que ven, el comentario del que mira hacia adelante no es  exactamente el mismo que el del que mira hacia atrás? -Te confieso que no me fijé nunca en ese detalle. Pero es posible. -Yo en cambio me fijé siempre. Porque desde niña, cuando viajaba en  ferrocarril, me apasionaba mirar el paisaje. Era uno de mis placeres  favoritos. Nunca leía en el ferrocarril. Tampoco ahora, si viajo en  tren, me gusta leer. Me fascina ese paisaje vertiginoso, que corre a mi  lado, pero en dirección contraria. Pero cuando voy sentada hacia  delante, me parece que el paisaje viene hacia mí, me siento optimista,  qué sé yo. -¿Y si vas mirando hacia atrás? -Me parece que el paisaje se me va, se diluye, se muere. Francamente, me deprime. -¿Y ahora cómo vas sentada? -No te burles. Esto lo vi claro el otro día, cuando me puse a releer  las cartas de Santiago. Él, que está en la cárcel, escribe como si la  vida viniera a su encuentro. A mí, en cambio, que estoy, digamos, en  libertad, me parece a veces que ese paisaje se fuera alejando,  diluyendo, acabando. -No está mal, Como intención poética, claro. -Nada de intención poética. Ni siquiera es prosa. Simplemente, es como me siento. 
Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti
- ¿Alguna vez viajaste en un ferrocarril con otra persona, sentados frente a frente, cada uno en su ventanilla? 
- Creo que sí. Ahora no recuerdo la ocasión precisa. ¿A qué viene eso? 
- ¿No te fijaste que si las dos personas se ponen a comentar el paisaje que ven, el comentario del que mira hacia adelante no es exactamente el mismo que el del que mira hacia atrás? 
- Te confieso que no me fijé nunca en ese detalle. Pero es posible. 
- Yo en cambio me fijé siempre. Porque desde niña, cuando viajaba en ferrocarril, me apasionaba mirar el paisaje. Era uno de mis placeres favoritos. Nunca leía en el ferrocarril. Tampoco ahora, si viajo en tren, me gusta leer. Me fascina ese paisaje vertiginoso, que corre a mi lado, pero en dirección contraria. Pero cuando voy sentada hacia delante, me parece que el paisaje viene hacia mí, me siento optimista, qué sé yo. 
- ¿Y si vas mirando hacia atrás? 
- Me parece que el paisaje se me va, se diluye, se muere. Francamente, me deprime. 
- ¿Y ahora cómo vas sentada? 
- No te burles. Esto lo vi claro el otro día, cuando me puse a releer las cartas de Santiago. Él, que está en la cárcel, escribe como si la vida viniera a su encuentro. A mí, en cambio, que estoy, digamos, en libertad, me parece a veces que ese paisaje se fuera alejando, diluyendo, acabando. 
- No está mal, Como intención poética, claro. 
- Nada de intención poética. Ni siquiera es prosa. Simplemente, es como me siento.
Mario Benedetti, Primavera con una esquina rota.

Si no ves más allá de tu horizonte, estaremos perdidos.

Deberían prohibir los libros para que les diera curiosidad leerlos.

Cada vez os costará más tener días mágicos.

Y cuando mas desequilibrado me siento. Recuerdo que me acostumbre a las cosas simples. Esas que pasan desapercibidas. Ocultas en su grandeza… tan simple como una taza de té, un pájaro en la ventana, ver la primera estrella, el atardecer, un pan con aguacate, queso de mi gusto, como una sonrisa, como decirle a alguien lo muy importante que es para ti, ese soy yo. Simple con mis simplezas. No gozo de lo costoso, pero si de lo extraordinario, de lo que es infinito. De lo que mis sentidos perciben y comprenden la inmensidad. Gozo de el viento, del agua, de los mares, los ríos, de el azulito del cielo, de las milpas y los cultivos, de la naturaleza y su finidad, de las lluvias y las sequias… De la secuencia de mis ojos. Gozo y disfruto. Vivo y muero. Nada. Simplemente nada. Yo. 

No permitiré que nadie camine por mi mente con los pies sucios.

Iré a buscarte a los sitios acordados aunque tú no vengas, aunque me hayas olvidado.

Existe una conexión fundamental entre lo que uno parece y lo que uno es. Todos nos contamos una historia sobre nosotros mismos. Siempre. Continuamente. Esa historia es lo que nos convierte en lo que somos. Nos construimos a nosotros mismos a partir de esa historia.

I know you're leaving in the morning when you wake up. Leave me with some kind of proof it's not a dream.

Parece que los errores no me entienden
Parece que cada vez me equivoco mas profundo
Parece que la herida crece con cada paso que doy 
que me acerco a lo ilógico, a lo memorable
Parece que no estamos destinados
Parece que la espera se ha enamorado de mi
Parece que se me ha olvidado el color de mi soledad
Parece que tanto ruido me ha mentido
Parece que llorar no vale la pena
Parece que el cielo no es rosa ya.
Dibi
Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado, hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo que hoy nos vamos a poner morados. Y hablando de ponerse, vete poniendote cómoda, que estás en tu casa.
Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más. Puedes dejar tus cosas aquí, entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando. Los primeros están llenos de errores, los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. El espacio es tan acojedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño como para sentirse cómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras.
Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansado de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes, y podrías resbalar. Yo te aviso.
El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón.
No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos los de la vieja escuela, que a estas alturas ya no nos fabrican los recambios.
Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitan más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por lo que pase con las sábanas, que las mias lo aguantan todo.
Para acabar, te he dejado un baño de princesa, una cama de bella durmiente, un sofá de lujo y algo de pollo hecho en la nevera. Para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión.
Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie, sino a compartirme a mí. Y lo de dar explicaciones, déjalo para el señor Stevenson. El resto, no sé, supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar y que echas de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y estructura. Dime que tienes toda la vida, y yo voy pidiendo presupuestos. Dime que intentaremos toda una vida e iré enconfrando mis nunca más. 
Risto Mejide
Yo te perdono si no piensas quedarte, pues no hay obligación en pertenecer a alguien, pero si me miras y esperas a que den las once de la mañana todo estará bien porque sé que en alguna parte quieres estar aquí, mirándome sin decir nada. No me odies si me quedo dormida y no puedo escuchar nada de lo que dices pero hoy estoy cansada de vivir, mas contigo a lado mío siento que estoy tranquila, no hay desasosiego alguno. Tengo el anhelo de que siempre sea de noche, o un ocaso que podamos presenciar sin que nadie nos frene a tomarnos de las manos y rodearnos con los brazos hasta perder la posibilidad de respirar, y jugar a que nos queremos. 

Pareciera que tus letras dicen mi nombre.

Que espera tan insoportable, que días tan vacíos, todo es gris, opaco, nada posee su color natural, su ritualidad esperanzadora. Se que debí no haber hecho nada, tus palabras pudieron esperarme mucho más tiempo, mi corazón no pudo, sus pequeños fragmentos me atosigan y los siento en mi garganta, hieren mas profundo por cada suspiro, por cada respiro que hace todo mas eterno y sin vida, cada vez los siento más dentro de mi. Me sofocan al punto de no tener claridad de mis pensamientos, tu cara es borrosa, tu cabello ya no huele a ti, pero tus ojos, siguen exactamente como los he soñado, con su mirada penetrante y aliviada, con tanta sonrisa embriagadora. 
Quiero decirte que mis ojos también te sonríen, también te esperan, también te quieren.
Dibi

Me doy cuenta de que me faltas y de que te busco entre las gentes, en el ruido, pero todo es inútil.

oliverando:

La lección de Quino para hoy, de la mano de Miguelito y Mafalda
Pero cuando escucho a un escritor hablar de la inmortalidad de determinadas obras literarias me dan ganas de abofetearlo. No estoy hablando de pegarle sino de darle una sola bofetada y después, probablemente, abrazarlo y confortarlo. En esto, yo sé que algunos no estarán de acuerdo conmigo por ser personas básicamente no violentas. Yo también lo soy. Cuando digo darle una bofetada estoy más bien pensando en el carácter lenitivo de ciertas bofetadas, como aquellas que en el cine se les da a los histéricos o a las histéricas para que reaccionen y dejen de gritar y salven su vida.

Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.

No sé si cambiar de taza o de recuerdo, pero el café no es el problema, estoy segura. 

miércoles, 23 de mayo de 2012

Tengo recuerdos que parecen ser de otra vida, muy lejos de la realidad de estos días. Es como vivir en dos mundos al mismo tiempo… Como si fueran sueños o inventos. Me cuesta creer que sucedieron, pero en mi corazón anhelo que se repitan.

Ya ve usted, la vida solamente va bien o va mal durante un rato. Y luego empieza a ir de otra forma.

Mis sueños son palabras, mis palabras son sueños.

Tiraríamos muchas cosas, si no tuviéramos miedo de que otros las recogieran.

La gente quiere ser inmortal, y después no sabe que hacer un domingo por la tarde cuando llueve.

Que le quede claro al que me sigue… que no tengo claro a donde voy.

Se me entorpecen los dedos con este gran frío llamado desánimo, arrepentimiento o derrota. Y yo me pongo a saborearlos, a dividirlos entre los dientes, en pequeños mordiscos, a traducirlos para conocerlos mejor o para perderlos definitivamente.

La corriente de este rio a tu amor me llevará.

Cuando te acuerdes de mí, significa que te has llevado algo de lo que soy contigo, que he dejado alguna huella de lo que soy en lo que eres. Esto significa que puedes llamarme de nuevo a tu mente a pesar de los incontables años y kilómetros que pueden interponerse entre nosotros. Esto significa que si nos encontramos de nuevo, ya me conoces. Esto significa que incluso después de mi muerte, aún puedes ver mi cara, escuchar mi voz y hablarme desde tu corazón. Durante el tiempo que te acuerdas de mí, yo nunca estaré del todo perdido, siempre estaré a tu lado.

¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?

Porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero.

Me estremezco al darme cuenta de lo fácil que es equivocarse con las personas, de lo sencillo que es quedarse con una parte insignificante de ellas y confundir esa parte con el todo, de lo poco que cuesta mezclar las causas con las consecuencias y al revés. 
Lauren Oliver.
Paren el mundo que me quiero bajar.

Me gustan más los días en los que me quieres.

Lo que hemos de pedir, además de encontrarlas, es que el hallazgo no se produzca demasiado tarde…

Cuéntame si la luna te abraza siempre que se lo pido…

Creo en las grietas inexistentes que se crean al pronunciar su nombre, creo en su sonrisa detrás de tantas letras insaciables, creo en su nombre junto al mio formando mariposas, creo en su cabello combinado con mi atuendo, creo en el desconcierto formado por dos desconocidos entendiendosen, creo en tanta realidad absurda que duele a migajas, creo en tus similitudes que te convierten en perfección, creo en el viaje que me lleva hacia tus ojos, creo en todo lo que me arruya de mis pesadillas.
Dibi

Y sin usar una sola palabra nos dijimos todo aquello que dos personas pueden llegar a decirse en toda una vida.

Me dijo: No me preguntes quién soy, llevo años buscando la respuesta.

Me duele el corazón como si hubiera amado mucho.

Siempre es como si las palabras y su tiempo estuvieran desajustadas, como si lo que debiera decirte ya no fuese oportuno…

Y bueno, por suerte, todavía queda gente dispuesta a creer que hay otro mundo posible.

La experiencia me ha demostrado que lo que a mí me parece claro y evidente casi nunca lo es para el resto de mis semejantes. Estoy tan quemado que ahora vacilo mil veces antes de ponerme a justificar o a explicar una actitud mía y, casi siempre, termino por encerrarme en mí mismo y no abrir la boca.
Ernesto Sabato, El túnel.

Todos tenemos el impulso natural de rellenar espacios vacíos…

Soledad que se alimenta del silencio de tu boca.

El sonido del silencio, el que no quiero escuchar, es aquella noche fría la que quiero evitar, es sentirme descubierto cuando el sol me quemara.

Y voy prendido a tu cabello a donde vayas corazón….

La vida es agitar la mano en un breve adiós e irse a dormir a casa. La vida es ser un extraño para sí mismo y una nueva máscara para cualquier otro que venga.

No hay nada que me atraiga más que la gente que crea mundos.

martes, 22 de mayo de 2012

No me voy a seguir disculpando por no ser como era ella.

Es lo que tienen las casualidades.. Que a veces significan más cosas.

Quizá les haya pasado en alguna ocasión. Quizá, alguna vez, caminando por la calle les pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amaron hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, el suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma. El suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera sintiéndote al contracorriente de todo, sin saber muy bien que hacer o que decir. Se le llena a uno la cabeza de recuerdos, y el caso es que no estás seguro de que se trate de esa persona. Primero, porque como digo, fue un breve instante, y segundo porque hace tanto tiempo desde la última vez que os visteis que… Todos hemos cambiado en este tiempo. Y tú también aunque te niegues a reconocerlo. Y está bien que así sea. El caso es que uno queda dudando en mitad de la acera, pensando si no será que uno confunde la realidad con el deseo. Quiero decir que quizá sí se trate de esa persona, pero a lo mejor no. A lo mejor uno la desea tanto que la inventa entre la gente. Desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo. Y no digo que quedara algo urgente por decir, algo pendiente… Quizá no sea eso, quizá sea sólo un deseo inconsciente, y uno sólo quiere encontrarse con ella para decirle cualquier tontería. Quizá para recuperar un retazo de aquellos tiempos en los que eramos eternos e invulnerables. Quizá sólo para decir “¿Qué ha sido de ti en todo este tiempo?” “¿Qué fue de nosotros?” “¿Qué ha sido de mi”…
Ismael Serrano.

Creo en las casualidades. Fíjate qué cosas tiene la vida, que iba yo medio dormida pensando en que hacía mucho que no te veía y, de repente, apareces.

Porque me estorba el silencio cuando no eres parte de él.

Que me convertí en una adicta a la energía que me transmitías, que me sentía privilegiada por compartir tus secretos, que por mucho que me quejara me encantaba que me hicieras rabiar, que quería que tus abrazos fueran eternos., que empecé a extrañar que me miraras a los ojos, que verte cansado me hacía sentir impotente, que contaba los minutos para visitarte, que me hubiera casado contigo si me lo hubieras pedido, que la odié por acaparar tus atenciones, que te quise muchísimo, que tengo miedo de perderte y no puedo fingir que no pasa nada.
Letras en desorden.

Hoy me vuelvo a esconder porque la luna aún no sale y hoy no soporto la sonrisa deslumbrante del sol.

Él era tan neciamente diferente a mi que me hacía amarlo cada vez más.

Me siento débil. Mi cara no brilla, mi sonrisa se esconde entre mis dientes y la vulnerabilidad está a flor de piel. Te he contado demasiado, he abusado de la sinceridad, te he dado todo lo que tengo entre mis manos y empiezo a arrepentirme. No de todo lo que hemos vivido, no. Empiezo a arrepentirme de las consecuencias, del miedo que me da no poder protegerme porque lo sabes todo, de la posibilidad de que mañana te vayas y me dejes sin aliento.
He cambiado tanto por ti. Dejé de reprimir los sentimientos y quemé mi colección de escudos. Ya no soy la misma, me he secado de a poco y me duele, hoy más que nunca, me duele. Me quema el sentimiento de desnudez, de inhibición, no me reconozco y cada vez que te beso traspaso límites que no sabía que tenía.
Hoy me duele todo eso que se siente y no se ve, me duele que me importe. Me duele lo poco que sé de ti, la facilidad que tienes para sacarme palabras que tenían candandos sin llave, me duele que sea yo la que siempre insistió en la informalidad, en la libertad, en la falta de compromiso. 
Hoy me duele el mundo más que nunca, me tomo el vino rápidamente y no puedo escribir más. 
Hoy quiero verte. 
Letras en desorden.
Escribirte me hace suponer que mis letras llegan a tu oídos como susurros bailando por el viento, colándose en tu almohada y entrando en tus sueños. Por eso me gusta escribirte de noche, cuando duermes, cuando no sabes que te pienso, cuando yo pienso que me piensas, cuando no sabes que te anhelo. Escribirte me hace suponer que tus labios me extrañan y mi ausencia te aruña el alma, que no tienes un abrazo calido por las mañanas. Escribirte me hace suponer que solo somos dos orgulloso que se aman.
Tardes así, mi cabeza esta tan llena de recuerdos y mi corazón tan lleno de sentimiento en el que solo mi almohada puede sentir y hasta oir salir de mi boca las sollozantes frases de lamento y posible decepcion que digo apenas las susurro involuntariamente, creo que es la única forma de confortarme. No me siento orgullosa que pase, a menudo es mas fuerte y simplemente me gana la batalla, esto es capaz de derrumbarme en una cama, entre cuatro paredes, puedo llegar a llorar, puedo llegar a mirar a un muro blanco sin ninguna imagen alentadora mas que esas que no debería ver, la cinta pasa por mi mente una y mil veces mas, aun cuando mas lo necesito, pierdo la conciencia, no existe tal sentimiento de orgullo e impetuosidad cuando me encuentro sola, no existe nadie a mi lado a quien quiera o pueda engañar con mi falsa actitud de superación, de alegria, una sonrisa no cubrirá lo que realmente siento, al menos no cuando me duele mas cada vez que te nombro como parte de mi pasado; eres, según mis palabras desesperadas definición de “típico hombre”, eso quiero creer pero cada momento eres y seras una futura ráfaga de emociones difíciles de descifrar que muy seguramente sacara de mi cada pizca de resentimiento, probablemente rencor y momentáneas ganas de dejar todo atrás pero que se ven frustradas cuando intento sopesar esto.
Tm

A veces siento que soy una de esas viajeras que se van, y no regresan.


Días en los que quiero estar a tu lado.
Días en los que no necesitas que esté a tu lado.
Días en los que quiero besarte porque lo necesitas.
Días en los que no necesitas que te bese porque me encanta escuchar tu voz llena de entusiasmo.
Días en los que quiero escucharte porque, simplemente, has tenido un buen día y me encanta escuchar tu voz llena de entusiasmo.
Días en los que necesito escucharte porque estás mal y necesitas simplemente que alguien te escuche.
Hay días que quiero estar junto a ti. Sin más.
Disfrutando.
Entregándome a ti.

Por un momento, intentas soñar despierta...

Sus besos me sabían a un pasado completamente desconocido, y era extraño, por donde quisiera verlo, era extraño.
Lo tenía por fin conmigo, justo encima de mi boca. Pero, había algo que me hacia sentirlo al lado de una estrella. No podía conectarme con su alma, no podía leer mas allá de sus ojos, todo se reducía a las pocas palabras que podían mencionar sus labios, y que incluso, las sentía algo vacías. 
No quería creer que me había arriesgado para nada, pero, todo indicaba que así había sido.
La idea mas cercana a una nueva relación que me había estado rondando por la mente, desde mi ultima ruptura, no se parecía en lo absoluto a esta. Tenía de nuevo todos mis sentimientos hechos una sopa, y de alguna manera, me estaba doliendo. A pesar de todo y del tiempo, me estaba doliendo.
Odiaba saber que tenía que despertar a decirle adiós a algo que me pudo hacer feliz. Pero odiaba mas, que ese algo no pudiera sacarme las sonrisas desde ya. Odiaba no sentir que le importaba, odiaba estar odiando tantas cosas. No era así como lo imaginaba. Aunque ... en realidad no tuve tiempo de imaginarlo, todo fue tan fugaz, todo paso tan rápido, que me atrevería en parte a decir que la culpa fue mía. En parte claro está.
Se supone que cuando te involucras sentimentalmente con alguien, le conoces. Le conoces sus pensamientos, sus aspiraciones, lo que quiere ser y lo que fue. Los sueños que quiere cumplir, aquellos que quiso y nunca cumplió y jamas se cumplirán por cualquier razón. Le conoces el motivo de sus miedos, lo que algún día lo hizo llorar, lo que siempre lo hará llorar. Le conoces lo que odia y lo que ama comer, su color favorito, su canción preferida, y partiendo desde ahí, ya todo iniciaba mal porque nada de eso sabía,

Alguna vez me pregunte qué quería  para mi, o que esperaba de la persona con la que quisiera de nuevo compartir momentos de mi vida, contarle lo que me pasaba, lo que sentía. Hacerle conocer mis miedos e invitarlo a acabar con ellos. Y la respuesta fue tan sencilla... Primero que todo buscaba a alguien que amara a Dios con locura. Tanto, que me hiciera amarlo a Él cada día mas. Segundo, un chico que estuviera dispuesto a tomar mi mano sin soltarla. Sí, como acabo de decirlo... sin soltarla. Es decir, que estuviera a mi lado si deseaba hablar o si prefería callar. Que me llamara al finalizar la noche quizá a escuchar mi voz porque es lo que mas le agrada antes de cerrar los ojos. O ¿por qué no?  al iniciar su día, muy probablemente me haría entender que me lleva hasta en sus sueños. Que me diga lo mucho que me quiere y cuan feliz se siente de tenerme a su lado, pero no con palabras. Con gestos, con atenciones. Con un simple "te estoy pensando justo ahora" en medio de una tarde en la cual muy seguramente solo querría saber de él. Con detalles, no de esos que tu compras, esos que te nacen, que sientes que no deben quedarse contigo, que pertenecen a la otra persona. Un chico que siendo mi novio, no olvidara que también es mi amigo, que soy su amiga y que comprendiera lo importante y la magnitud de la confianza que depositaba en el en el momento en que dijera : Sí.
Lf
Él me dejó hace seis días y cinco noches. Me dejó cuando se dio cuenta del desastre que de verdad soy, cuando los polvos de hada no pudieron cubrir mis imperfecciones, cuando el sexo entró por la puerta y el amor salió por la ventana.  
Yo lo dejé hace cinco noches y seis días. Lo dejé cuando el miedo me hizo agua las piernas, cuando no podía concentrarme en otras personas sin que su cara se me atravesara, cuando me encontré sonriendo al leer en mi móvil que saldríamos juntos cualquier viernes por la noche. Él me dejó por otros labios más tranquilos, yo lo dejé por otros ojos color café.
Yo lo dejé y él me dejó. O quizá los dos nos dejamos. 
Letras en desorden.

lunes, 21 de mayo de 2012

Anoche que fue viernes, que la luna me coqueteaba mientras me veía arreglarme, me puse perfume y salí sin ganas. Anoche que fue viernes, que no me sentía atractiva y que el espejo me insultaba, conocí gente. Anoche que fue viernes, que me puse tacones y mi sonrisa era rojiza, volví a verlo.
Desde que dejé de verlo a las 3 me estoy preguntando cómo fue posible que haya vuelto a recaer. Mi eterno detonante de cartas, mi protagonista de infinitas historias. Eres mio así nunca me hayas besado. Eres mio porque te encierro en cada palabra que te dedico. Eres mio, mio, así no sea lo suficientemente guapa para llenar tus requisitos. Eres mio asi me duela. Mio. 
Y fue mio anoche desde ese rincón blanco desde donde lo observaba. Iba y venía tan naturalmente, miraba a todos y sus labios pronunciaban palabras que formaban poemas que alimentaban mis ganas de llegar a volver a escribirle.
-¿Quieres más vino? Me preguntaste y te miré a los ojos por primera vez desde que dije que no volvería a hacerlo. Él no sabe lo que me hace. Él no sabe que es infinito en mi memoria, que aunque pasen 10 años, mis manos aún tiemblan si lo abrazo al saludarlo, si beso su mejilla al despedirme, si me deja en mi casa faltando un cuarto para las 3.
Él no sabe que es sobreviviente de todos lo besos que me han dado, de todas las veces que el sexo se ha disfrazado de amor, de todas las palabras bonitas y las flores y… Siempre he pensando en ti, cariño. El olvido no existe cuando eres tú el que lo reclama. Y no me importa si pasan 10 años más antes de volver a tenerte tan cerca como para reconocer tu perfume, aquí siempre va a haber una carta esperándote.
Letras en desorden.

Ya no quedan casualidades buenas. La culpa es mía, que las gasté muy rápido.

Mi cuerpo nómada insiste en cargar con tu presencia.

(via enlavidabohemia)

No te quedes quieto mirándome como si quisieras decirme que hay demasiadas cosas mudas debajo de lo que se dice.

Nunca habían sobrado tanto las palabras como en esos dos minutos, donde aquél par de extraños cruzaron sus caminos sin tocarse pero con la sensación de haberse recorrido por completo.

Desde hoy soy la que nunca fui, mi almohada y yo nos cansamos de tantas conversaciones vacías donde siempre eras el centro de todo, mis palabras ya no se convierten en mascaras que representan muy poco lo que soy, en lo que me he convertido, paso a paso voy llegando a la lucidez, la cual siempre trate de evitar, pero nunca se canso de buscarme. Mi melancolía es mi mejor aliada esta noche y me ayuda a comprender cuan poco te entendía en realidad, eras solo ilusiones y falsedades en un cuerpo, un cuerpo que me hacia sentir muy bien, más de lo que pude imaginar, un cuerpo que logre querer de maneras no posibles, maneras que hacían alucinar cada vez que me tocaban mas partes por descubrir. 
Tu mirada se ha vuelto opaca, llena de colores que no me llaman la atención, llena de tanto dolor que provoca llorar cada vez que te miro, hay tanta mentira conservada allí, tanto olvido añorado. Los cadáveres de todos mis sueños se cansaron de dormir conmigo, la imagen en mi espejo dejo de hablarme, y tú, me diste el certificado de olvidarte.
Dibi

¿Viste cuando en medio de la noche te tomás 45 segundos para mirarla, cuando antes de cumplirse el minuto sonreís y luego apagas la luz para volver a sonreír y así terminar tu día?, ¿O cuándo queréis besarla pero no podés dejar de acomodar una y otra vez su pelo detrás de la oreja?

Cuando la monotonía llega y se instala, nos empezamos a poner viejos. Se van las aventuras, los olores a perfume, las cenas en cualquier banca callejera, las palabras a media noche. Las miradas nuevas nos rehuyen, los besos que nos faltan van dando pasos en reversa y al final de un túnel medio blanco, medio gris, quedamos nosotros dos, sentados y aburridos, recitando guiones que construimos cuando éramos jóvenes y atrevidos. Quizá no te hecho tanto de menos. Quizá sea la falta de normalidad después de pasar página sea una excusa que me inyecto para no aceptar que nos volvimos viejos, aburridos y grises. Ya no quiero tus hola cómo estás de cajón, no me hacen falta. Lo que quisiera, en cambio, sería que algún día futuro, tú me volvieras a saludar. 
Letras en desorden.