domingo, 13 de abril de 2014

 Querido extraño 


Lo pensé mucho antes venir aquí a despojarme de estas letras, pero con el paso de los años, se cumulan y hacen peso, ¡ y sí que pesan bastante!. No creas que te escribo con intensión de recibir algo a cambio, hace tiempo empecé a poner en práctica eso de dar sin esperar, ahora solo doy por convicción . Creo que si lo hubiese entendido a tiempo, el darme contigo no me hubiese dolido tanto, pero no fue así, y aquí te traigo una a una las esquirlas que me siguen lastimando.  Te traigo las razones por las cuales decidí dejarte ir, y es que no había algo que me rompiera más, que el tenerte a mi lado sin sentirte mío, sintiendo solo el frío de las caricias vacías cada vez que pasabas tu mano por mis mejilla, musitando  - Todo estará bien pequeña, pronto pasará el mal tiempo-  y ya no estaba dispuesta a esperar más, conocía las comisuras de tus labios, las sabía leer, sabía leerte, entendía lo que querías, y ahora caigo en cuenta que el problema jamás fue de entendimiento sino de aceptación.

Aquí te tengo, entre el lápiz y el papel, inmóvil, para hacerte a mis ganas, para repisárte en cada parte de la historia que me dejó cicatriz, y es que de nada me serviría cambiar de piel si las marcas van por dentro, sí las promesas que se lanzaron una vez al aire se nos fueron tan arriba que nos fue imposible alcanzarlas, y eso... eso también te lo entrego.
 ¿Sabes? a la larga con el tiempo quizá no importe, y no se tampoco si la dirección a la cual enviaré esta carta aún sea la tuya, pero vine aquí también porque las cargas entre dos son mas ligeras, así no seas tu quien  la aligere, así sea solo asunto entre el olvido y yo, así sean solo letras abandonadas en una hoja que mañana alguien pisará, o se la lleve el viento, o se arrumbe en un cajón... el cajón de los recuerdos.


Con sentimiento, el que sea, Laura.