La verdad es que no te quiero ya, que no me provocas ni la más mínima emoción, ni el más mínimo sentimiento, que ya no me da por analizar tus palabras a las dos de la madrugada y repetir una y otra vez nuestras conversaciones en mi mente, que ya ni siquiera tengo deseos de ahogarte en alcohol y tu recuerdo se ha vuelto tan volátil como el humo… la gran verdad es que mentí.
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