—Mirá esa luz en la ventana, en aquella casita —comentó, señalando con su mano—. Siempre me subyugan esas luces en la noche: ¿será una mujer que está por tener un hijo? ¿Alguien que muere? O a lo mejor es un estudiante pobre que lee a Marx. Qué misterioso es el mundo. Solamente la gente superficial no lo ve. Conversas con el vigilante de la esquina, le haces tomar confianza y al rato descubrís que él también es un misterio.
Ernesto Sabato.
Ernesto Sabato.
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