jueves, 22 de noviembre de 2012

Maldita sea la hora que encontré lo que soñé tarde..

No, no soy brillante ni la mejor, no soy la más coherente tampoco. Soy poco y de lo poco que soy poco entiendo. Me he dejado pisar, basurear, usar. He dejado que hicieran lo que quisieron con mi cuerpo, con mi mente y mis deseos, pero siempre quedó firme la idea de amarte para toda la vida.

A veces mi emoción no me deja mirarte y es como si no hubiera ido a verte.

Estoy enajenada. También un poco asustada de todo y de mí misma, de mi soledad, de mi desamparo. He descubierto mi imposibilidad de comunicación con la gente. Pero no. Exagero. Sucede que me es imposible acceder a la realidad doméstica. No sé hablar más que de la vida, de la poesía y de la muerte. Todo lo demás me inhibe, o, lo que es lo mismo, es objeto de mi humor.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

A veces miro el mar, ese eterno movimiento, pero dos ojos son pocos para esa inmensidad y comprendo que estoy sola y paseo por el mundo y me doy cuenta de que dos piernas no bastan para recorrerlo todo...

Y toma mi alma absurda, salvaje y desnivelada, plena de heridas abiertas, oscuras cicatrices y todo aquello que la vida, el amor y sus consecuencias siguen coleccionando en mí.

"...entonces, tras unos segundos aparece ella... la que sé que sí, que será, que esta vez no me equivoco. Todo se detiene y ella pasa ante mí... la miro, sí, la miro y espero que ella haga lo mismo... desgraciadamente, ella no piensa igual. Pero como la ocasión pasa varias veces en la vida, es ahora cuando me fijo en la que estoy seguro que será, pero es imposible..." En fin, será mejor que siga soñando mi música...

El Dr. Bernard Hazelhof dice que mi cerebro es defectuoso pero que un día habrá una cura para mi discapacidad. No me gusta cuando él dice eso. No me siento discapacitado, defectuoso, o que necesite una cura. Me gusta ser un Aspie. Sería como intentar cambiar el color de mis ojos. Sin embargo, hay una cosa que desearía poder cambiar. Desearía poder llorar apropiadamente.

Cuando era joven me imaginé a un amigo invisible llamado Sr. Ravioli. Mi psiquiatra dice que ya no lo necesito, así que el sólo se sienta en el rincón y lee.

Los muchachos leen versos para ayudarse a expresar o conocer sus sentimientos, como si sólo en el poema las borrosas, presentidas facciones del amor, del heroísmo o de la sensualidad pudiesen contemplarse con nitidez. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro.

Me dijo te quiero, no supo lo que causó en mí. Me hizo volar.

El amor es una catástrofe espléndida: saber que te vas a estrellar contra una pared, y acelerar a pesar de todo: correr en pos de tu propio desastre con una sonrisa en los labios; esperar con curiosidad el momento en que todo se va a ir al carajo. El amor es la única decepción programada, la única desgracia previsible que deseamos repetir.

¿Qué harás si sobrevivo sin ti a la furia de la noche?

¿Cómo continuar ahora que la ausencia es la única que ama en esta soledad congelada de suspiros?

Pensar que tú esperabas la palabra y que yo nunca, nunca te la dije.

En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.

La curiosidad me mata y quiero interrogarte por última vez: ¿Me has pensado por algún instante, me has extrañado?

No sé leerte sin que me duelas un poco.

Hoy solo busco pedazos de lo que un día fue un corazón abierto, y no por ti, no por mí, si no que el tiempo diga adiós a algún recuerdo.

Mírame, ya me ves, creyéndome tan fuerte, tan llena de vida, dibujando sonrisas ante las miradas, llevando tanto adentro y mil historias atrapadas. Mírame y hazlo bien. No pienses que estoy loca si ando sola en este rumbo, no, no puedo dar lo que se me robó..

Ojala que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojala que la luna pueda salir sin ti..

martes, 20 de noviembre de 2012

Me siento casi alegre, casi completa, casi liberada de todo como quien se cansa de estar triste.

A veces me pregunto si me pasa algo. Quizá he dedicado demasiado tiempo a mis románticos héroes literarios, y por eso mis ideales y expectativas son excesivamente elevadas. Pero en la vida real nadie me ha hecho sentir la verdadera manera de amar, aunque claro se que tarde que temprano ese día llegará.

Si yo fuese capaz de enamorarme, probablemente me enamoraría de usted… se lo merece.

El secreto esta en descubrirse, destruirse, volver todo ruina y caos e iniciar de nuevo; es decir el secreto realmente esta en saber reconstruirse. Y hacerlo cada vez que sea necesario.

A mí me cuesta ser cariñoso, inclusive en la vida amorosa. Siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando, el máximo sólo para las grandes ocasiones. De modo que si siempre estuviera expresando el máximo ¿qué dejaría para esos momentos (siempre hay cuatro o cinco en cada vida, en cada individuo) en que uno debe apelar el corazón en pleno? También siento un leve resquemor frente a lo cursi, y a mí lo cursi me parece justamente eso: andar siempre con el corazón en la mano.

Nos parecemos en que ninguno de los dos buscamos que los demás nos comprendan. En esto somos diferentes del resto de la gente. La gente se desvive buscando la comprensión de quienes les rodean. Pero yo no, y (tú), tampoco. No nos importa que los demás no nos entiendan. Pensamos que “uno” es “uno”, y los “demás” son los “demás”.

Me he rodeado de un silencio tan hondo y duradero que nunca acierto a abrirme con palabras. Cuando hablo solamente me cierro de otra manera.

Yo creo que uno tiene que estar obsesionado por algo para estar vivo. Es necesario estar apasionado o actuar apasionadamente, porque, de no ser así, se está muerto. Es mejor estar alucinado y enajenado. Sufro y no me arrepiento. No se tiene nada completo en la vida.

Me han dicho que nuestro contrato no es sano, que me jodes el alma y los pulmones y que terminarás siendo un mal recuerdo. Yo les he contestado que más jodida no puedo estar, que eres la persona - fregada, bizarra, adicta, disociada, calmante, animada - que tanto buscaba, que el alma no muere por nicotina ni los pulmones por cafeína, y, finalmente, les digo que los malos recuerdos existen porque hay perspectivas negativas.

Me resulta complicado escribir sobre mi vida, porque no se cuánto recuerdo y cuánto es producto de mi imaginación; la estricta verdad puede ser tediosa y por eso, sin darme ni cuenta, la cambio o la exagero, pero me he propuesto corregir ese defecto y mentir lo menos posible en el futuro.

A veces me duele el cielo, cuando me da por extrañarte y se me nubla el pensamiento, cuando no te tengo cerquita mío y las estrellas no me cuentan tus secretos… A veces me duele el cielo, cuando no hay café que acompañe la soledad que me deja tu recuerdo.

¿Me encontraras tu entre la multitud?

Aquí vine y te pinté como me dio la gana, como me dieron los motivos, como quise que fuera todo, como lo ha venido siendo. Te pinté incompleto, te pinté abstracto. Te pinté y no te pinté, porque eras tu, pero sin esa parte de tu vida que he ignorado siempre.
Lf

¿Cómo es posible, que sea mi libro favorito y aún tenga páginas que no han sido leídas por mi?

¿Dime que mascara usaras hoy para ser la chica que te acompaña, ah?

domingo, 18 de noviembre de 2012

Como dándote a entender que desde antiguamente soy tu cómplice cuando bajas a los arsenales de la noche.

Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días sonámbula y transparente.

Si estoy aquí escribiéndote es porque no puedo estar allá amándote.

Cómo decirlo a nadie si tú mismo no podrías saber que la mención de tu nombre, el paso de tu imagen en cualquier recuerdo ajeno me desnuda y me vulnera, me tira en mí misma con ese impudor total que ningún espejo, ningún acto amoroso, ninguna reflexión despiadada pueden dar con tanto encono; que a mi manera te quiero y que ese cariño te condena porque te vuelve mi denunciador; él que por quererme y por ser querido me despoja y me desnuda y me hace ver como soy: alquien que tiene miedo y que no lo dirá jamás, alguien que hace de su miedo la fuerza que la lleva a vivir como vive.

Una confesión: la soledad ha dejado de herirme. Mejor aún: me permite revisar, casi diría descifrar, mi pasado sin gracia. En un platillo de la balanza coloco mis odios; en el otro, mis amores. Y he llegado a la conclusión de que las cicatrices enseñan; las caricias, también.

Yo tampoco creo en la felicidad como un estado permanente, si no como pequeños momentos que duran menos que un suspiro, pero de una belleza sobrecogedora, en que todo calza. Y estoy segura de que cada una de esas diminutas epifanías vale cualquier eternidad de sufrimiento.

"Escribo de tu ausencia porque de ti ya escribe alguien más."

Yo aquí, escribiéndote. Tú allá, borrándote.

Soy esa torpe intensidad que es un alma.

"Estás guardada, sí guardada, doblada suavemente, pliegue por pliegue sin oportunidad a error, en una caja suave, color roja con pequeños lunares negros, con una tapa delicada pero firme, por alguna parte de mi cuerpo que nadie más está. Antes y después. Estás guardada entre la línea del antes y el después. La línea que yo no sé si cruzar, volver, dejarla que me dibuje el cuerpo entero, o simplemente detenerla ahí. Como se supone que uno debe hacer. Cerrar, crecer, cerrar, crecer. Y esas cosas en las que nunca fui muy bueno."

Mi diagnóstico es sencillo, se que no tengo remedio…

Soy de esas personas que se quiebran con una sola palabra, un abrazo, un sonrisa, una lágrima ajena, soy de esas personas que ya no existen o tal vez no debieron existir.

¿Y qué si los ‘locos’ fueran los sanos y los que se proclaman ‘sanos’ son los locos?

Tuve otro ataque de locura (si puede aplicarse ese término cruel a la melancolía y a una sensación de angustia insoportable).

Me gustaría decirte que todo se arreglará entre nosotros, y te prometo hacer lo que esté en mis manos para que así sea. Pero si no volvemos a vernos y ésta es una verdadera despedida, sé que nos reencontraremos en otra vida. Volveremos a encontrarnos, y aunque las estrellas hayan cambiado, no nos amaremos sólo por esa vez, sino por todas las veces anteriores.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Ya no puedo amar a nadie, yo estoy muy lejos, muy enferma.

Algo he de andar buscando en ti, algo que es mío y que tú no has de darme nunca.

Que te quiero más que a mi propia piel y aunque tu no me quieres de igual manera, de todos modos me quieres ¿no? O si no es cierto, siempre me quedará la esperanza de que sea así, y con eso me conformo. Quiéreme tantito…

valvirgen:

Carta de Jaime Sabines a los 21 años, dirigida a quien sería su esposa y el amor de toda su vida, Josefa «Chepita» Rodríguez Zebadú.Ciudad de México, 1947.

Aun quedan mil muros de Berlín, descansa aquí entre mis brazos, que la noche es tan azul y abismal.

Y que este en mi cama viernes y domingo para estar en su alma todos los demás días de mi vida. Y que me quiera cuando estoy, cuando me voy, cuando me fui. Y que sepa servir el té, besarme después y echar a reír. Y que conozca las palabras que jamás le voy a decir.

Sos el paisaje mas soñado y sacudiste las mas solidas tristezas…

Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor..

Hablo de un corazón loco que se dobla con el viento y se rompe.

Quererte, quererte no es bastante, quererte es no entenderte y que te siga queriendo. Quererte, quererte es acordarme, quererte es merecerte más de lo que te merezco. Me gusta pensar que me gustas, saber que te quiero, que bueno que bueno.

De todas formas se siente uno muy bien yendo por aquí sin nadie a la vista.

Toda la inutilidad de lo que hacía aquí me subió entonces a la garganta y no tuve más que el apremiante deseo de terminar, de volver a encontrarme en mi celda y en ella el sueño.

"Las palabras se han convertido en algo tan exterior a mí, que entrar en contacto con ellas me resulta una proeza. No tenemos ya nada que decirnos y si las utilizo aún es para denunciarlas, deplorando en secreto, al mismo tiempo, una ruptura siempre inminente."

No, las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia.

Y me dices que soy una noche estrellada, y yo te beso, te abrazo, te dedico mis miradas deslumbrantes, porque solo tu sabes como arreglarme, me coges de tu mano y me siento segura allí, aveces creo que lo que guardas es mi corazón, pero solo por momentos, otras veces solo siento que quiere dormir, y me deja sola con ese dolor punzante que me perturba y me hace recordar, recordar lo que he olvidado. Si, ese sonido es tan fuerte que grito un poco, pero no es nada que no te pueda contar. Ya sabes que tu para mi eres cielo, eres dos estrellas juntas, eres esa luz que me acompaña al dormir, eres todo menos oscuridad, eres cada punto, letra, de esto que escribo, eres yo. Mis te quieros te susurran todo lo que no te digo, tu mirada me confirma todo lo que soy, lo que eres, lo que somos.
Y es por eso que cuando me escribo, nos imagino sonriendo, aguardando para esconderte en las comas, en una que otra palabra de amor, en los corazones que subrayo, en las imágenes que guardo. Resulta que estas aquí, aveces en mi, irremediablemente en los dos.
Dibi

Que te quiero, y que cuando me despierto por las mañanas, utilizo mi inteligencia para descubrir nuevas formas de apreciarte. Que cuando ella regrese te querrá más porque yo te he querido.

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

¿Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en la sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte. Nunca me amaste o me amaste demasiado o me admiraste como la niña que toma una lente y se pone a ver cómo marchan las hormigas y cómo, en un esfuerzo inacabable y lleno de fatiga, cargan enormes migajas de pan. Qué son aquellas noches lluviosas en medio de la cama de un hotel. Qué el recuerdo de nuestros pasos por la calle, en el teatro o en la sala de conciertos. Qué son los recuerdos de los celos y de tus amantes y de June y de mis amantes.
Anaïs, no creo que nadie haya sido tan feliz como lo fuimos nosotros. No creo que exista en la historia del hombre y de la mujer un hombre y una mujer como tú y como yo, con nuestra historia, nuestras circunstancias; con aquello que se desbordaba en las paredes, el ruido de la calle y la explosión de tu mirada inquieta de ojos delineados en negro; con la sinceridad de tu cuerpo frágil y tu secreto agresivo e insaciable. El recuerdo puede ser cruel cuando estás volando febrilmente a tu próximo destino, a otros brazos que te reciban expectantes y hambrientos. El recuerdo de tu diario rojo que tirabas en la humedad de la cama entre tus labios entreabiertos y mis ganas de desearte. Te deseo. Te deseo con la desesperación y el anhelo de lo imposible y ya te has ido y tal vez, en un sueño imaginativo y romántico, leerás estas palabras una y otra vez, en medio de mi ciudad con la gente pasando en medio de las calles y la sorpresa en tus ojos y la gran dama con el fuego en la mano derecha.
Mi querida Anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. Adiós, tuyo siempre.

Henry

Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti por días y días.

Ahora que hubiera dado la vida por ayudarte, resulta que son otras las salvadoras.

Me gustaría recibir de vos otro tipo de cartas. Hay tanto de vivo y de bello en tu persona, hay tantas cosas mejores que esa vuelta atrás en que te obstinas.

Quiero ser tú y salir de mí.

Por favor, no vuelvas sobre el pasado, porque ya nadie quiere entender cosas tan complicadas y que parecen sin salida. Si yo puedo ayudar en el presente ya sabes que lo haré, pero esa historia detallada que me cuentas en tu carta no sirve más que para amargarte y amargarme. Y créeme que en estos tiempos la amargura es mi comida cotidiana.

Voy a volver antes, estaré allí en noviembre. Pienso en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, de que no le divierta la posibilidad de verme. Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito porque me es más fácil que si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que soy yo, me lo diga sin rodeos.

Noches hubo en que me creí tan seguro de poder olvidarla que voluntariamente la recordaba.

-¿Vas a decirme que te pasa, Benjamín?
Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero además de todo eso le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos que le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien- barrunta Chaparro-, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico  se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida- pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada-, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de sus historia, si o si, porque ya no tolera más esa situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.
El secreto de sus ojos

…sentía que tener a Liliana era una felicidad abusiva, que nada tenía que ver con lo que había sido el resto de su vida. Y que como el cosmos tiende al equilibrio, él tendría tarde o temprano que perderla para que las cosas volviesen a su orden debido. Cada uno de sus recuerdos con ella estaba teñido de esa sensación de naufragio inminente, de catástrofe a la vuelta de la esquina.

Usted no sabe lo que es el amor de ese tipo. Conmueve. Es como si la muerte de la mujer lo hubiese dejado ahí detenido para siempre, eterno, ¿Me entiende?

¿Y ahora? ¿En qué parte debería guardarte?… Porque odio equivocarme de lugar…

"Desde entonces me levanto con una desesperación horrible, que intento evitar desde ese preciso momento hasta que me acuesto. Y durante el día hago malabares para que nada se termine cayendo y en especial yo."

Sé lo que tengo que hacer, sin embargo no sé como hacerlo. No al menos, sin que te pierdas en medio de mis recuerdos.

Ella sale del cuarto, ingresa a una víspera de música incesante y todo lo que yo no soy la acompaña.

"Me besabas, te besaba, me rompías, me arreglabas, intentaba arreglarte, nos tocábamos para saber por qué tanto misterio y nos negábamos a entenderlo. Me acariciabas el brazo izquierdo, y yo veía tus pupilas iluminadas. Te abrazaba por debajo de las sabanas, nos susurrábamos. Discutíamos, te mordía el labio, te prohibías de mí, me reclamabas, me quemaba en tu tacto, el mió te encendía. Como diría Benedetti nos cantábamos las verdades...Y todo eso era tan real, estos pequeños cortos que se reproducían sin cesar en mi cabeza, en mis imaginaciones, que a veces terminaba yéndome a dormir llorándolos."

viernes, 9 de noviembre de 2012

Que tu mirada y la mía nos hagan uno.

Compartamos el café, y la luna si quieres.

Espero, con toda la fe del mundo, que seas tú.

De esos días en los que quisiera que no tuvieras pasado y solo un presente para mí.

Que el amor nunca se acabe y que tu risa siempre esté.

Se hace de noche y te espero.

Esperarte cuando se hace de noche, para mirarnos de lejos, para gritar simultáneamente: Te quiero, esta y todas las lunas.

Hoy he sentido la necesidad de decirte que te quiero, y se que no lo leeras, pero te quiero de todas formas.

Que si yo encuentro mi sitio tú serás mi camino.

De seguro el destino tampoco entiende por qué no estamos juntos.

Triste cuando deseo y cuando no. Triste cuando con un cuerpo y cuando no. Triste cuando con su sonrisa y cuando no.

"Tengo miedo de no encontrarte, de confundirte, de entregar mis mejores versos a alguien que no eres tú. Tengo miedo de que llegue a tus manos rota, sin ilusiones, sin poesías. Espero con ansias que sucedas pronto, que nos encontremos un día de estos, que me arrebates la espera y me des motivos para soñar, reír y escribir. "

Pero siempre tengo ganas de darme una patada en el culo cuando voy a reuniones sociales, aunque las copas sean gratis. Nunca me sirve para nada. Ya tengo bastante arcilla con la que jugar. La gente me vacía. Tengo que alejarme para volver a llenarme. Lo mejor para mí soy yo mismo; quedarme aquí encorvado, fumando un cigarro y viendo cómo aparecen las palabras en esta pantalla. Es raro conocer a una persona inusual o interesante. Es más que mortificante; es un espanto constante.

La mayor parte del día mi pensamiento está suspendido. Actúo por medio de sensaciones. Como si tuviera unos pocos meses de vida, y fuera sorda, ciega, muda.

Aveces deseo que me entienda, que logre ver a través de estos ojos sin brillo, sin luz, que se han cansado de esperar por un futuro tan incierto como nuestra propia muerte. Aveces deseo que venga corriendo después de decirle todas estas cosas, y me diga que todo esta bien, solo son nubes algo borrosas que no nos dejan seguir adelante. Aveces deseo encontrar las respuestas escribiéndome a mi misma, porque esto es lo que hago ahora mismo, ahogando la pesadez de mi mente que no me deja ver cual realmente es el problema aquí, pero no sucede y sigo esperando, sigo cuestionándome, sigo pensando que entre lineas lograre saber todo lo que me atormenta. Aveces te quiero tanto, que inclusive he llegado a creer que al leerme lo entenderás, pero dudo que me leas, y dudo que me entiendas. Aveces  pienso que si sabes donde encontrarme, vendrás a buscarme.. Así que descargo tanta basura que tengo en estas palabras, y deseo que por momentos, logres ver a través de mi. 
Dibi
Arroje las flores con fuerza contra la fría tumba.
-¡Aquí están! ¡Aquí están! – le grite al viento. -¡Aquí están las flores que me pediste! ¿No es lo que querías, Lily? ¿Dejar el mundo por las puertas de atrás y perdurar en las memorias de todos? ¿Ser un puto fantasma más al que traerle flores el 2 de noviembre? – la voz me temblaba, apenas pude pronunciar las últimas palabras.
Me tumbe sobre la tierra mojada de su tumba, apoye la cabeza en el suelo y deje que las tibias lágrimas que resbalaran por mis mejillas se mezclaran con las gotas de lluvia.
-Te quería, ¿Sabes Lily? Tanto que nunca pude expresarlo con palabras.
Seguía lloviendo, pero por más que esperaba, la tierra de debajo de mis mejillas no murmuraba ninguna respuesta.
-¿Ahora no tienes nada que decir? – me enfurecí – Todo el día hablando y ahora que ha llegado el momento de la verdad, no te atreves a decirme una jodida palabra. Eres una cobarde, Lily, una cobarde. De las que se pegan un tiro porque tienen las agallas para ponerse de pie y mirar a los ojos del mundo.
La tumba seguía ahí, y las gotas de lluvia seguían cayendo del cielo. Nada había cambiado con la muerte de Lily, el mundo no se había detenido ni lo había partido un rayo. Ni cambiaría cuando la que me muriese fuese yo, ni cuando fuese el turno del mismísimo papa. La tierra no detiene su rotación por nada, me repetí a amargamente a mí misma.
Me tumbe boca arriba y deje que la lluvia bañara mis lágrimas, aun tumbada sobre la tierra de la tumba de Lily. Y me la imagina allí, solo unos metros por debajo mía, estando en mi misma postura y con los ojos cerrados. Desee que pudiese sentir la lluvia en su rostro, como yo en el mío, sin embargo mi corazón latía y el suyo no se esforzaba por diluir el vago recuerdo que aun me quedaba en sus facciones.
Me clave las uñas en la palma de la mano, intentando escarbar en mi propia piel y hacerla pedazos. Tenía que recordar lo que es sentir el dolor. Porque es el sentimiento que más se aparece a estar viva.
Editando un mundo de ilusiones

jueves, 8 de noviembre de 2012

Todavía creo que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas.

"Pienso en lo poco que me sirve creer en todo esto. Pienso en que me arruinas mis expectativas y me bloqueas mis sueños más próximos, porque en todos estos 640 días he esperado algo de ti. Pienso en que no debería, bajo ningún concepto. Pienso en todo eso que no me vas a dar nunca y que yo si daría, seas lo que seas. Pienso en lo absurda que soy al recordarte, porque nunca has existido conmigo, pero a ti eso no te importa, porque no consigues compadecerte de mí y existir de una vez por todas. Ni siquiera un poquito. Pienso en cómo es posible que aun no haya conseguido desligar de la palabra azul tu esencia. Y ya no hablemos de los efectos raritos o especiales. Pienso en que mi cabeza no te cree absolutamente nada, pero que si tú me dices que hoy es tu cumpleaños, mi corazón te cree, porque se creería barbaridades como que tú creaste el mundo y que serías capaz de sacarme de aquí, de una vez por todas."

Y hablando del mundo, nunca te he pedido que me traigas ni el cielo, ni el maldito planeta tierra, solo quería un puñetero punto geográfico donde poder encontrarte y donde poder perderme contigo.

Que le falten horas a sus días y que venga a robármelas a mí, aunque sea de madrugada.

Tenías nombre propio, amor... Tenías una sonrisa de esas que no se saben poner así como así. Tenías un olor que se restregaba con el viento, y se pegaba en mi ropa los viernes, a las nueve y treinta y tres de la mañana. Te fumaba, amor, te fumaba en ocho caladas y te apagaba en mi cuerpo, jodiéndome a quemaduras, y por eso ahora estoy marcada de cicatrices que sólo hablan de ti. Eras pura dinamita, amor, pero no tenías mecha para que pudiera prenderte, y yo no tenía fuego para poder quemarte las ganas. Te creías inmortal, amor y por eso te ambicioné como si nunca fueras a morir. Por eso me creí ese adverbio, que habla de "para siempres" que sólo me recuerdan a ti. Sí, amor, nunca supe cómo quitarme las ganas de estar bajo tu mismo cielo, de consumirte bajo la misma la luna y despertarme contigo por el mismo sol. Tenías tantas formas de acabar conmigo, amor... que a veces creí que moría de ti. Eres mi droga, amor, y mi jodida perdición. Pero todos queremos que nos encuentres, amor. Todos hablan ti, a tus espaldas... y nadie se pone de acuerdo, amor. Que todos dicen que eres suyo, pero yo, no se lo niego y por eso te oculto, te mimo y te personifico, y te guardo en secreto, porque sé que eres tú, amor.
Sara Blanco

Y beberme tu amor sin pistones.

"Me tuviste, relativamente, un día medianamente lejano. Me tuviste, aquella tarde de invierno cuando me dí cuenta de que no quería perderte. Me tuviste una tarde de primavera mientras mis lágrimas mostraban con qué fervor te amaba. O aquella noche en el suelo mientras cantaba "nuestra canción" con más lágrimas en los ojos, mostrando con fervor cuánto te amaba y cuán desesperada estaba porque volvieras a mí, entonando unas palabras, entre sollozos que me impidieron hacer tangible lo que quería decir. Me tuviste todo el tiempo que me mentiste mirándome a los ojos."

No puede dudar usted, de la autoría de estas lágrimas en mis ojos, pero no se alarme, mi vida, que no todas las lágrimas expresan infelicidad, éstas, al contrario, quieren mostrarle lo bien que me siento a su lado y cuánto le temo a perderle. No dude de la autoría de estos latidos repetidos rápidamente, porque usted me acelera de sobremanera. No dude usted.
Lanzarse al vacío

"Espero que estés bien, donde sea que te encuentres. Espero que me recuerdes y que el tiempo no forme una borrosa realidad de la verdadera yo y lo que tuvimos. Espero que recuerdes lo mucho que luché por tenerte a mi lado y qué tan tarde me rendí por mi propio bien y felicidad."

"No era lo que decías o que lo creyera, era sólo... tenía esperanzas de que lo que veía en tus ojos era el deseo de una eternidad juntos. Pero no te alarmes, fuera como fuere, yo sé, siempre lo supe y siempre estaré tan segura de que por un momento, aunque fuese efímero, sentiste que me amabas. Es real incluso ahora. Las personas creen que para ser auténtico necesita ser para siempre, pero no me siento parte de esta ideología, pues, yo te amé y fue real, pero sé que algún día dejaré de hacerlo y amaré a alguien más y será real también. Pero como todo en esta vida, tu amor hacia mí, cambió."

"Yo sabía que esto ya estaba muriendo y que la magia ya no estaba ahí y que yo podría estar bien, pero no lo estoy en lo absoluto. 
Por que aquí estamos otra vez, en aquella calle de esta pequeña ciudad y tu casi cruzas en rojo por que estabas mirándome con el viento en mi cabello. Yo estaba ahí, lo recuerdo todo muy bien.
Solías contarme sobre tu pasado pensando que tu futuro iba a ser yo, no había nada más que hacer, me olvide de ti lo suficiente como para olvidar el porque te necesitaba. 
Quizás nos perdimos en el camino, quizás pedí demasiado, pero quizás lo nuestro fue una obra maestra hasta que lo destruiste todo, corriste asustado, yo estaba ahí, lo recuerdo todo muy bien. 
Me llamaste otra vez sólo para destrozarme como a una promesa, siendo casualmente cruel con la excusa de estar siendo honesto, soy un pedazo de papel roto tirado por ahí porque lo recuerdo todo.... demasiado bien. 
El tiempo no pasara volando, es como si se hubiese paralizado por si solo, me gustaría ser mi antiguo yo otra vez, pero sigo intentando encontrarlo; después de días en tus camisas negras y noches en las que me hiciste tuya, me envías mis cosas de vuelta y me haces caminar a casa sola... Pero aún guardas mis recuerdos, por que te recuerda la inocencia en mi, no te puedes deshacer de ello por que lo recuerdas todo demasiado bien."
Cancion fragmentada

martes, 6 de noviembre de 2012

Pasó el tiempo. Te das cuenta por los pintorescos recuerdos que no lo son más. Te das cuenta porque las emociones se disipan. Y lo que tenía un valor extraordinario ahora simplemente es 'eso'; desgraciadamente para mí perdió absolutamente todo su encanto.
Desgraciadamente para mí, me siento estúpidamente vacía, con ganas de escribir coherentemente más que con sentimiento. Y eso para mí no tiene sentido, porque estoy vacía y quiero sentir, no ser sensata.
Quiero volver al antes, cuando sentía y me identificaba con una canción. Quiero volver al pintoresco recuerdo que ahora carece de color e incluso de mi propio interés. Quiero volver a gritar, llorar en silencio, en la oscuridad y sentada en el suelo. Quiero decir "no te creo". Quiero sentir todo aquello que me hacía infeliz. ¡Me sentía bien una semana después! Incluso en menos.
La tristeza era efímera. Lo vacía que me siento ni idea aproximada tengo de cuánto dura su estadía. Ojala se vaya pronto. Y a pesar de mi insensibilidad, le odio desde lo más hondo de mí, si en el fondo sigo existiendo.
Lanzarse al vacío

Me tomó de un brazo y me dijo, casi apoyándose en mí: "¿Sabes lo que te pasa? Que no vas a ninguna parte". Otro tipo que pasó en ese instante me miró con una alegre dosis de comprensión y hasta me consagró un guiño de solidaridad. Pero ya hace cuatro horas que estoy intranquilo, como si realmente no fuera a ninguna parte y sólo ahora me hubiese enterado.

¿Qué pasa si el mundo era nuestro cuando me perdí en tus ojos? Nunca dude que pudiéramos lograrlo si lo intentábamos. Me prometiste jamás romper mi corazón o abandonarme en la oscuridad, dijiste que tu amor era para siempre. Pero eso era antes cuando tú eras mío, cuando tú estabas aquí.

Algún día, tendré una máquina de escribir. Sólo para tener esa sensación de estar atascada en el pasado. Para tener la sensación de que estoy en la época que me corresponde.

Apuesto a que crees que no te soporto o te odio, porque cada vez que extiendes la mano no hay respuesta de mi parte. Apuesto a que jamás pasó por tu cabeza que podía decirte ''Hola'' y podría arriesgarme con otro ''Adiós''.

"Me permitía sentarme en el suelo durante una hora, al pie de mi cama. Me permitía llorar y cantar aún con el nudo en la garganta. Turnaba las canciones tristes que escuchaba que se acoplaban perfectamente a la manera en que te habías ido."

Tengo la idea de que sigues siendo "mi" lector fantasma.
Tengo la idea de que te preocupas por mí e incluso, algunas veces, te has aventurado a preguntar si estoy bien. O te has preguntado si mi decisión fue la correcta para los dos. A veces yo lo hago.
Me gustaría saber que dejaste de ser todo lo que odiaba, que lo pensaste y después de mucho decidiste ser mejor.
Me gustaría saber que estás bien.
Me gustaría saber que dejaste tu rencor de lado. 
Me gustaría saber que me pusiste frente a ti (en algún momento de lucidez espiritual) y por primera vez, pediste perdón honestamente.
Me gustaría saber, también, que ese "hola" era cierto. Que podíamos empezar de nuevo. Empezar a conocer los "nosotros" verdaderos.
Me gustaría saber que tu subconsciente me ha extrañado y a cambio, te ha dado un par de sueños en qué pensar por la mañana.
Pero no lo sé. Y creo que tu tampoco.
Lanzarse al vacío

"Huí porque le tenía miedo a esto; sabes a qué me refiero, es esto que es más grande que nosotros. La forma en que 'esto' me oprime el pecho, me llena completa. La manera en que te extraño. La manera en que sonrío. La manera en que dices un montón de cumplidos que tal vez dices sólo por cortesía y compromiso. La forma en que 'hiciste un esfuerzo' y la forma en que lo hice yo también. La forma en que a pesar de que pudimos lograrlo, preferimos abandonar sin luchar. Y parece tan lejano, pero lo recuerdo. Y aún recuerdo la fecha."

Te has muerto y me has matado un poco. Porque no estás, ya no estaremos nunca completos, en un sitio, de algún modo.

Y, sin embargo, se engañaban; se estaban perdiendo. Empezaban, ya, a sentirse arrastrados a lo largo de un camino del que no conocían ni las vueltas ni el destino. A veces les entraba miedo. Pero, con frecuencia, sólo estaban impacientes: se sentían preparados; estaban disponibles: esperaban vivir.

Siempre, es una palabra terrible. Me hace estremecer cuando la oigo. Las mujeres son muy aficionadas de usarla. Estropean toda novela, queriendo hacerla eterna. Es una palabra sin ningún significado. La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho dura un poco más de tiempo.

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca. 
Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.
Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.
Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace. 
Por lo menos tiene que intentarlo.
Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo. 
Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos. 
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo. 
Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.
Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.
O mejor aún, a una que escriba.
Sal con una chica que lee, Rosemary Urquico.

Necesito tanto sumergir tu recuerdo en mis tazas de café, mis libros a medio leer y mis cigarros sin contar. Necesito estar bien, secar la sal de mis ojos y sonreír más. Pero, sobre todo, necesito olvidar.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Escuché a varios chicos en más de una ocasión preguntar con anhelos, de esos que se sienten cuando en realidad te interesa alguien, “¿Cuánto me quieres?” Creo yo, que existe una mejor pregunta y una mejor respuesta. A mi no me importa si me quieres de allí, desde la mesa de tu casa, hasta la esquina de la mía, no me importa si es incluso hasta la luna, lo que entiendo ahora es que lo que importa es que sea siempre ida y vuelta... ¡sin parar!
Mo

Me vuelvo a perder entre la inmensidad de las páginas. Soy feliz.

Como la luna que hoy se asoma y pasea por los tejares de mi casa temporal (y cuando digo mi casa, digo nuestra casa. Y cuando digo nuestra casa, digo este pequeño –gran- planeta al cuál le decimos tierra). 

Mo

sábado, 3 de noviembre de 2012

Mi locura es sagrada, no me toquen.

Es una calle larga y silenciosa. Ando en tinieblas y tropiezo y caigo y me levanto y piso con pies ciegos las piedras mudas y las hojas secas y alguien detrás de mí también las pisa: si me detengo, se detiene; si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie. Todo está oscuro y sin salida, y doy vueltas y vueltas en esquinas que dan siempre a la calle donde nadie me espera ni me sigue, donde yo sigo a un hombre que tropieza y se levanta y dice al verme: nadie. 
Octavio Paz

Hay gente que nos crea, que nos convierte en las personas que somos, gente cuyas acciones marcan el resto de nuestras vidas de forma que nunca volveremos a ser como antes, y que, sin embargo, no se responsabilizan de nosotros.

Y es bueno y no. Siento que falta silencio. Yo era silenciosa. Y ahora me comunico, incluso sin hablar. Pero falta una cosa. Y voy a tenerla. Es una especie de libertad, sin pedirle permiso a nadie.

Es difícil saberlo a ciencia cierta, pero supongo que los momentos importantes entre dos personas surgen cuando se empiezan a decir verdades en forma tan casual como antes se decían mentiras.

Voy en un vuelo propenso a estrellarse, y sin embargo, sigo volando.

Escribir para conocerse, eso es todo.