viernes, 30 de marzo de 2012

Recordé la mirada de ella fija en el árbol de la plaza, mientras oía mis opiniones; recordé su timidez, su primera huida. Y una desbordante ternura hacia ella comenzó a invadirme: me pareció que era una frágil criatura en medio de un mundo cruel, lleno de fealdad y miseria. Sentí lo que muchas veces había sentido desde aquel momento en el salón: que era un ser semejante a mí.   
Ernesto Sabato, El túnel.

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