Ella se pasó la vida buscando su atmósfera ideal para crear. Yo siempre creí que eran sus baños postestreno, hasta que un día en un avión me dijo: -Creo que mi olor de creación es la mezcla de tu respiración junto con la mía.- Entonces respiró fuertemente y me indicó que yo también lo hiciera. Exhalamos e inspiramos dos o tres veces-. Ya vienen las ideas…- dijo mientras me sonreía. Me sentí halagado y a la vez avergonzado. No volví a hablar en aquel avión. Casi intenté no respirar y fue un viaje largo de ocho horas entre Montreal y Barcelona. A veces es difícil aceptar que te digan algo tan bonito.
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