lunes, 30 de abril de 2012

Me quedé dormida cuando empezaba mi insomnio, la noche anterior había sido todo neblina. Me recordaba allí, con las palabras que había pensado un día y jamás a nadie le había dicho, tan diferente a como estoy hoy. El mundo me ha cambiado cuando yo pensé que yo cambiaría el mundo, quizás después, quizás mañana. El tiempo se me va como galletas, exquisito. Podría pasar esta noche con una copa de vino y palabras que muchos ya han leído, otras sin embargo otras me las reservo, porque esto soy ahora, soy un alma desnuda e invisible entre lo visible, soy esa voz susurrada con la que lees cada sílaba envenenada de este texto. Escribo con el poco encanto que me queda, con estos dedos largos que quisieron tocar un piano y aún no han podido, quizás después, quizás mañana. En esto pienso "soy la única criatura en el mundo a la que los labios le saben a papel." Y es que metafóricamente hablando pocos escribirán esta historia conmigo. Porque con el papel también hablo, hago aviones y vuelo, hago barcos y los echo al mar, los arrugo y los tiro luego, porque con el papel me he cortado y con las palabras me he querido suicidar.
Ana María Figueredo

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