domingo, 27 de mayo de 2012

Se sentía más sola que nunca, que los días la fusilaban cada mañana allá en medio de sus sábanas blancas, tibias y desoladas, ausentes de babas y de brazos y que lo que más deseaba era despertar en medio de algunos brazos, en medio de un mar de nicotina amarilla porque ella decía que así olía su corazón.
Rafael Chaparro, Opio en las nubes.   

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