Y me levantaba con esa angustia de predecir el futuro, de añorar lo inimaginable, de perforarnos hasta el punto de no reconocernos. Cada noche viéndote dormir te susurraba, pretendía simular que me oías y aceptabas todos mis caprichos, volverías a soñar y yo seguiría cantándote baladas, besándote la espalda.. Pero nunca despertaste, así que me conformaba con fantasear que un día me verías y como si la magia te estuviera esperando, te daría a entender que yo era la loca que tanto estuviste buscando, besarías mi mano y con una flor amarilla escondida en tu mesa, demostrarías todo el amor que sentías, me leerías tus cuentos alocados donde eramos siempre los protagonistas, y con un beso tuyo en mi nariz me dirías que todo iba a estar bien, los colores estarían a la vuelta de la esquina y solo tendríamos que seguirlos, no habría mas gris en nuestras vidas pues ese hueco dejado ya estaría ocupado por nosotros, por tus desayunos sorpresas, por tus dedos cariñosos, por tus miradas trasparentes, por cada pequeño detalle animado.

Dibi