A partir de ahí, y durante las dos siguientes horas, cruzamos los límites de los estados, la extensión de los mares, las montañas flotantes que no flotarían, el cielo que siempre sería noche, trazamos los contenidos en ese mundo que había sido creado por una mirada.
Nos miramos, y muchas de esas miradas llegaban a ser el producto de una casualidad que tanto ella como yo predestinábamos.
Fc

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