Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado.
domingo, 15 de julio de 2012
Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo?… Un libro tiene que ser un hacha que rompa el mar de hielo que llevamos dentro.
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