domingo, 26 de agosto de 2012

"- ¿Te vas?. 
- Me voy. 
- No. No te vayas. 
- Me tengo que… Agarró su rostro con desesperación, con tanta y de forma tan intensa que por un instante parecio que el aire le faltó. No tuvo que esforzarse mucho, lo que pasó a continuación fue tan natural como el choque de las olas contra la arena, es que luego de esa acción sus bocas terminaron unidas. Y hubo una revolución de sabores. De cosas que deberían pasar, y sobre todo las que no pero que por suerte, suerte linda, terminan pasando igual (en este mundo o en otro)."

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