lunes, 17 de septiembre de 2012

Mantuvo su mirada firme sobre mi durante un minuto exacto, un minuto eterno. En su pupila cargaba un espejo de recuerdos, toda clase de recuerdos, hasta el mas absurdo recorrió nuestras miradas. 
No lo busqué, él llegó. Siempre supo donde encontrarme... nunca hubo otro lugar. Estaba frío, lleno de todo el mundo le ofreció durante años, durante estos últimos, lo notaba, aún reconocía esa mirada escalofriante llena de repudio y de maldad. Estaba frente a mi, se que intentó continuar, pero se también que le hacía falta recordar el tiempo en que era bueno. Era su única esperanza para continuar, y se la dí, aunque un día, hubiese robado la mía.

lf

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