No lo busqué, él llegó. Siempre supo donde encontrarme... nunca hubo otro lugar. Estaba frío, lleno de todo el mundo le ofreció durante años, durante estos últimos, lo notaba, aún reconocía esa mirada escalofriante llena de repudio y de maldad. Estaba frente a mi, se que intentó continuar, pero se también que le hacía falta recordar el tiempo en que era bueno. Era su única esperanza para continuar, y se la dí, aunque un día, hubiese robado la mía.
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