jueves, 20 de septiembre de 2012

Volví a visitarlo, seguía ahí, intacto, ese viejo grafitti que habías hecho para mi, ese que ni la lluvia podría borrar porque ya hacia parte de nuestras memorias, y de las memorias de esa gente estúpida que sonreía al pensar que era real. Ahora, de manera irónica siento que hice parte de ellas, que aún lo hago, porque a decir verdad no lo comprendo, no del todo. Y está ahí, escrito, desde su primera letra hasta la última, sin que nada le robe claridad. Él estaba pero tu ya no.
Recuerdo que me hacía sonreír, amaba esa calle. Iba en busca de ella cada vez que sentía que no iba a funcionar, o simplemente cuando quería sentirte cerca. Ya después no podía tan siquiera recordarlo, me parecía absurdo. Aunque de por sí, tu eras absurdo. 
Quizá quería sentir de nuevo la frustración de una promesa, la vida que tuvimos y no tuvimos juntos. Quizá era eso, no lo se, pero aún así, frené mi moto justo en frente de esa calle, sonreí -estúpidamente- y me juré borrar la dirección de mi lista de recorridos.

lf

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