viernes, 30 de agosto de 2013

Pensábamos que teníamos tiempo. Me despedí con la mano, pero fui incapaz de responder, ya que por fin estaba permitiéndome sonreír tan ampliamente como había deseado durante toda la tarde, toda la noche, cada segundo de cada minuto contigo, Ed. Mierda, supongo que ya te quería entonces.  
Condenada como una copa de vino que sabe que algún día se romperá, como unos zapatos que se rozaran rápidamente, como esa camisa nueva que no tardaras en manchar.   
Daniel Handler

No hay comentarios:

Publicar un comentario