Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado.
martes, 17 de septiembre de 2013
Y sin pensármelo dos veces, sin preocuparme por las consecuencias, le agarré la cara y tiré de ella hacia la mía, y nuestras bocas se encontraron con tanto ímpetu que me dolió de la forma más dulce posible.
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