viernes, 4 de julio de 2014

Sentir su respiración tan cerca era casi como llenarme los pulmones de todo el sentimiento que expulsaba cada que el aire le salía por la nariz, mientras que sus ojos y sus manos iban escribiendo infinidades de poemas en mi rostro. Yo lo dejaba ser pluma y me gustaba ser papel, quería convertirme en ese libro escrito por él mismo, esa clase de libros que atesoras, que no le das a nadie, que guardan tus historias, ese libro a donde corres siempre sin importar qué estés sintiendo, porque él te protegerá. 

Laura Fuentes

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