domingo, 26 de febrero de 2012

Simplemente decirte que...

Simplemente decirte que, varias veces, me hubiera gustado ser un personaje de ficción. Porque en una novela o en una pelicula el héroe habría sido menos torpe para hacerle comprender a la heroína que le gustaba de verdad, que disfrutaba hablando con ella y que sentía algo especial cuando la miraba. Una mezcla de dulzura, de dolor y de intensidad. Una complicidad turbadora, una intimidad conmovedora. Algo extraño, que no había experimentado nunca antes. Algo cuya existencia ni siquiera sospechaba.
Sé, sin embargo, que si nos hubiésemos besado, me habría vuelto con entusiasmo, pasando de la lluvia o del buen tiempo, ya que contaría un poco para ti. Sé que ese beso me hubiera acompañado a todas partes y durante mucho tiempo, como un recuerdo radiante al que aferrarme en momentos de soledad. Pero, después de todo, algunos dicen que las historias de amor más hermosas son aquellas que no han tenido tiempo de vivirse. Quizá los besos que no recibimos sean también los más intensos... Simplemente decirte que cuando te miro, pienso en las veinticuatro imágenes por segundo de una película. En ti, las veintitrés primeras imágenes son luminosas y radiantes, pero de la vigésima cuarta emana una verdadera tristeza que contrasta con la luz que llevas en ti. Como una imagen subliminal, una fisura bajo el brillo: una falla que te define con mayor sinceridad que el escaparate de tus cualidades o de tu exitos. Varias veces me he preguntado qué es lo que te ponía tan triste, varias veces he esperado que me hablaras de ello, pero nunca lo has hecho.
Simplemente decirte que te cuides mucho, que no te contamine la melancolía. Simplemente decirte que no dejes que triunfe la vigésima cuarta imagen. Que no dejes que se imponga el demonio sobre el ángel con demasiada frecuencia.
Simplemente decirte que, a mi también, me has parecido admirable y luminosa. Pero eso te lo repiten cincuenta veces al día, lo que al fin hace de mi un tipo como los demás...
Simplemente decirte, en fin, que no te olvidaré nunca.
Guillaume Musso.

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