domingo, 14 de octubre de 2012

"Y aquel.. Aquel fue un día sin día, sin número, sin mes, y sin año, sin fecha. Simplemente fue el día en que sintió que el mundo se había derrumbado. Solo deseaba una cosa, quedarse sentada, inmóvil, contemplando el vació, sin hacer nada. Pues, al fin y al cabo, la separación de almas gemelas no es una separación cualquiera. Imaginaos que sobrevivís a un terremoto, por ejemplo, y al recuperar el conocimiento, te encuentras ante un mundo irreconocible. El horizonte ha cambiado de lugar. El Sol tiene otro color. Nada queda del terreno que conocías. Tu estas vivo, pero estar vivo no es lo mismo que vivir. Ya veis, no es extraño que los supervivientes de semejantes catástrofes, suelan desear haber perecido con el resto de la gente.. Pero no. Ella no había perecido, ni el tiempo se había detenido. Los latidos de su corazón todavía median los segundos. Notaba las arcadas que el shock le había producido ascender por su garganta y la angustia atenazándole las entrañas. Se sentía tan triste que llego a pensar que moriría ahí mismo de pena, pero estaba escandalosa y absurdamente viva; tan viva que juraría que podía notar como le crecían las uñas y el pelo. Pero pese al peso insoportable que aplastaba su corazón, no podía entregarse al sufrimiento."

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